La televisión generalista en verano se dedica a recuperar viejas glorias (concursos olvidados o programas populares otras décadas) y a repetir lo emitido durante invierno. Menos mal que nos quedan las plataformas, en las que encontrar series estimulantes.
Del mismo modo que he recomendado varios cómics para este agosto, y varios discos, ofreceremos ahora alguna de estas series con las que, bueno, la poca televisión que vemos en agosto sea más productiva que enfangarnos en debates de tertulias agotadas o concursos-muermo.
• “Poquita fe” de Pepón Montero y Juan Maidagán (T1, Movistar Plus+, 2023).
Posiblemente la gran serie nacional de la temporada. De aspecto humilde (capítulos de quince minutos en un entorno cotidiano) su acabado está pulido con esmero. Se nota en unos diálogos brillantes que depuran, sin duda, horas de trabajo hasta conseguir el efecto de realismo gris que transmiten. También en las tramas, una sucesión de pequeños traspiés de la vida más mundana que, por obra y gracia de la comedia (a veces berlanguiana, incluso) se convierten en bolas de nieve en caída libre, pespunteadas por entrevistas a los propios personajes (al modo de “The office”, vamos) que no son un mero efectismo sino, muchas veces, la otra cara, la realidad tras la máscara social (como que, en fin, no aguantas a esa amiga de tu pareja a la que tienes que poner tu mejor sonrisa).
En esta radiografía de una pareja de trabajos normales y vidas normales nos vemos reflejados, nos identificamos aunque sea en algunos momentos de nuestras propias vidas. Esta es la grandísima virtud de “Poquita fe”: nos hace reír, y mucho, a través de situaciones perfectamente identificables. Y con el concurso de un grupo de actores excelentes.
• “The architect”, de Kerren Lumer-Klabbers (T1, Filmin, 2023).
Mejor Serie en el Festival de Berlín, “The architec” es una obra distópica de cuatro capítulos de 20 minutos cada uno, en la que en un futuro cercano poco halagüeño una joven arquitecta (Eili Harboe) se ve obligada a vivir en un garaje por la subida de precios del alquiler. En esta sociedad la vivienda en Oslo constituye un problema, escasea y la especulación la ha convertido en un bien para minorías. No es inhabitual, dado que los coches ya no se usan, o apenas, convertir los garajes en zonas de alquiler de espacios semi íntimos (bueno, la intimidad que da un cortinaje).
Pero la arquitecta tiene un proyecto que revolucionará todo este panorama. O que la hará subir en la escala social, a cualquier precio, para poder recibir una hipoteca con la que comprarse un apartamento.
Fría, exquisita en su decoración brutalista, esta serie noruega no deja indiferente.
• “Wham!” de Chris Smith (Netflix, 2023)
De un modo personal confesaré que el éxito de este documental (rompemos así un poco la regla: aunque bajo el paraguas de Netflix, “Wham!” no es una serie) estriba en que no me interesan nada Whan! Y sin embargo me interesó el documental. Porque si nos gusta la música, escudriñar en las entrañas de lo que podríamos definir como la primera “Boy band” con mega éxito de la historia tiene que concernirnos.
El desfile de imágenes desde los primerísimos tiempos del dúo formado por George Michael y Andrew Ridgeley, acompañadas de declaraciones de ambos, bosqueja un retrato exacto de la industria discográfica en los año ochenta, de la ambición del dúo, del trabajo tenaz, de la autoconfianza de Michael y Ridgeley. Y traza la curva ascendente del meteórico crecimiento/éxito de los autores de “Last Christmas” (por cierto, impagable la historia del rodaje de su famosísimo videoclip).
Pero sobre todo el documental destaca en el retrato de dos amigos que lo son desde la infancia y que no dejaron de serlo nunca, inmersos en el proceloso mar del éxito masivo y el circo pop con sus egolatrías y sus excesos (se elude relatar en las fiestas, las sustancias más o menos prohibidas, todo ese lado B entre el hedonismo y vivir rápido que, seguramente, acompañó el periplo del dúo o al menos lo tentó). El sentimiento positivo hacia dos tipos que se conocen de preadolecentes y que mantienen la pureza y la fortaleza de una amistad de titanio es, en última instancia, el mayor atractivo de esta cinta. Reconforta y nos acerca al grupo, por mucho que, vuelvo al principio, a nivel personal no nos interese un rábano su música.
• “We Are Lady Parts” de Nida Manzoor (T1, Filmin, 2023).
La sorpresa del año no la encontrarán en las plataformas más comerciales sino en ese oasis diferencial que es Filmin. “We Are Lady Parts” es un producto fresco, divertidísimo, emotivo, y diría que hasta enormemente comercial con potencial para convertirse en una pequeña joya generacional. El argumento es sencillo: un grupo punki de jóvenes londinenses necesita sí o sí a un guitarrista. Y lo encuentran, pero viene, por decirlo con suavidad, de un mundo totalmente distinto al de la banda, Lady Parts. Este bosquejo para una comedia eficaz cobra numerosos ángulos que otorgan profundidad al artefacto, pues estamos hablando de mujeres jóvenes y musulmanas.
Manzoor construye así un retrato desprejuiciado de la cultura oriental en Londres que lucha por romper estereotipos. Los contrastes entre una guitarrista apocada y con miedo escénico y sus compañeras (currantas, porreras, antisistema a cara de perro) es el gancho hilarante. El fondo además nos deja pensando muchos, muchos temas candentes: el respeto a la diferencia, el feminismo y la sororidad, o la pasión como motor vital.