Las lunas de un vehículo, que incluyen el parabrisas delantero, las ventanillas laterales y la luneta trasera, son uno de los elementos más importantes de un vehículo. Esto se debe a que no solo garantizan la correcta visibilidad de la calzada desde el interior del mismo hacia todos los ángulos, sino que también es uno de los pilares que mantienen la estructura del automóvil intacta.
Por estas razones, es necesario procurar mantener en perfecto estado estos vidrios y llevar a cabo, siempre que sea preciso, las reparaciones y cambios pertinentes para seguir garantizando la seguridad, tanto del conductor como de los ocupantes.
Por ello, también es crucial, antes de ponerse en carretera, buscar los talleres de reparación y sustitución más cercanos a vuestra ruta. Si viajas por la comunidad, será preciso que conozcas cuáles son los talleres Carglass en Galicia y que los tengas localizados, por si necesitas acudir a alguno de ellos.
Cuando se va a emprender un viaje, es imprescindible verificar que todas las lunas estén en perfecto estado, ya que cualquier pequeño imprevisto, como un impacto, un cambio brusco de temperatura o, incluso, un bache, puede llevar a que cualquiera de los vidrios se dañe o rompa por completo.
Ahora bien, ¿cuándo es necesario llevar a cabo un cambio de las lunas del coche y cuándo se precisa tan solo una reparación de las mismas? A continuación, resolvemos todas estas dudas.
¿Cuándo es necesario cambiar las lunas del coche?
Cabe destacar, antes de entrar a diferenciar los distintos tipos de impactos o roturas que pueden sufrir los distintos vidrios de un vehículo y determinar en qué casos será necesaria una reparación y en cuáles una sustitución, que incluso cuando el parabrisas delantero se encuentra a simple vista en perfecto estado, es decir, no ha tenido ningún golpe, deberá cambiarse.
Esto es igual que lo que ocurre con otras piezas de los coches, cada cierto tiempo. Los expertos determinan que este tipo de sustitución debe llevarse a cabo cuando esta luna lleva colocada durante el recorrido de 150.000 kilómetros.
Principalmente, se debe a que, como se comentaba anteriormente, aunque no tenga ningún impacto directo, después de tanto rodaje por distintas carreteras, el vidrio tiende a desgastarse, lo que puede llevar a dificultar la visibilidad del conductor, poniendo en riesgo a todos los ocupantes del vehículo.
¿En qué casos se precisa de una sustitución completa de las lunas del coche?
Además del caso señalado anteriormente, existen otros aspectos que determinan que las lunas del coche deben ser sustituidas por completo. En primer lugar, hay que destacar que tanto las ventanillas laterales como la luneta trasera de los vehículos están elaboradas a base de vidrio templado.
Este tipo de material es sumamente resistente, pero en caso de sufrir un fuerte impacto, tiende a romperse en pequeños trozos, por lo que siempre que uno de estos cristales tenga un golpe, deberá ser sustituido totalmente.
Ahora bien, el parabrisas delantero de los vehículos está fabricado con vidrio laminado, compuesto por dos capas de vidrio que rodean una de PVB, esto hace que el cristal sea aún más resistente que el tipo anterior y evita que se rompa en muchos pedazos al sufrir un impacto. Por eso, cuando este tipo de luna es golpeado, no siempre precisará de su sustitución.
Pero entonces, ¿en qué casos, además de pasados los 150 kilómetros de rodaje, debe cambiarse un parabrisas? Siempre y cuando el impacto sea visible y cumpla alguno de estos tres supuestos:
- El golpe esté a menos de 2,50 centímetros de cualquiera de los bordes del cristal.
- El tamaño del impacto sea mayor que una moneda de dos euros o superior a 16 milímetros. Esto incluye también impactos en forma de grieta.
- El impacto se encuentra dentro del campo de visión directo del conductor que suele ocupar en torno a 30 centímetros.
En cualquiera de estos casos, es necesario acudir a un taller especializado a cambiar por completo el parabrisas delantero, dado que puede debilitar la estructura del vidrio y dificultar la visibilidad del conductor, poniendo en riesgo a todas las personas que se encuentren en el interior del mismo.
Situaciones en las que se puede optar por una simple reparación del vidrio
Pero como imaginarás, dadas las situaciones mencionadas anteriormente, hay otras ocasiones en las que es posible reparar el parabrisas delantero y que este continúe con su vida útil manteniendo su resistencia original. Estos casos son los siguientes:
- Cuando el golpe se encuentre a más de 2,50 centímetros de cualquiera de los bordes.
- Cuando el tamaño del impacto sea inferior a 16 milímetros o, lo que es lo mismo, a una moneda de 2 €. Este debe ser de forma redondeada, siempre que exista una grieta o el impacto sea una combinación de golpe profundo y grieta, será necesario cambiar todo el vidrio.
- Cuando el golpe no sea muy profundo.
- Cuando no se encuentre dentro del campo de visión del conductor.
En estos casos, será necesario llevar a cabo un proceso de reparación, siempre por parte de un profesional, que consiste en realizar una limpieza profunda del parabrisas, haciendo especial hincapié en el propio impacto; eliminar las posibles burbujas de aire a través de un proceso de vacío; inyectar resina al vacío sobre el golpe en cuestión; secar con una lámpara de luz ultravioleta y pulir el vidrio.
El proceso es sumamente sencillo y profesionales como los de Carglass apenas tardan media hora en llevarlo a cabo.
Lo que sí que recomiendan es llevar el vehículo a cualquiera de sus talleres cuanto antes, para evitar que el golpe vaya a más y se corra el riesgo de precisar de una sustitución del parabrisas.