Los que le auparon al cargo de Presidente de la Real Federación Español de Vela le han cortado la cabeza en base a su mala gestión ante el ente federativo. De hecho, la nueva presidenta, Julia Casanueva (presidenta de la Federación Cántabra de Vela y exvicepresidenta de la RFEV) es la cabeza visible de la oposición, a la que le acompaña otra federación y cinco clubes náuticos, en este contubernio deportivo a pocos meses de la celebración de los próximos Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
Julia Casanueva, nueva presidenta de la Real Federación Española de Vela
Sería muy extenso relatar todos los desencuentros entre el expresidente José Ángel Rodríguez y la vela española, sobre todo en una situación de crisis económica galopante para el deporte, con recortes a cuchillo en las subvenciones por parte del Consejo Superior de Deportes y demás administraciones publicas. En el caso de la RFEV la puntilla ha sido la celebración del Mundial de Vela de Santander 2014, que a mí entender nunca se debió de celebrar, y en particular que Rodríguez fuese parte de la junta directiva del defenestrado Gerardo Pombo, al que ganó en 2012 por 59 votos a favor y 16 en contra, como ahora llega Pilar Casanueva.
Lo que acaba de suceder en la Real Federación Española de Vela no es nada nuevo en el mundo del deporte. Hay otras federaciones nacionales con problemas de mayor calado, entre otras cosas porque mueven muchos más millones de presupuesto o porque su actividad tiene un mayor número de federados y seguimiento popular. Y también sucede en el ámbito autonómico, y local; sobre todo en aquellas federaciones que tienen a su vez subfederaciones locales del mismo deporte, unas pirámides insostenibles.
Asamblea Extraordinaria RFEV, 6 de octubre 2016, moción de censura
Ahondando más en la relación entre el deportista y las federaciones, la actual ley del deporte, y anteriores, deja de lado el que los deportistas tengan una mayoría representada en la asamblea general de la entidad, la cual reparte la representatividad entre varios colectivos, siendo los de mayor número los clubes, por la sencilla razón de que son la esencia de la creación de las propias federaciones. Con este escenario, la Presidencia de una federación, nacional o autonómica, se cuece entre los clubes, según intereses que muchas veces difieren con la realidad del deporte -como podría ser el caso del actual presidente de la Federación Gallega de Futbol, el expresidente de la Diputación Provincial de Pontevedra-, pero la ciencia política es intrínseca en el devenir de nuestra sociedad, nada es lo que parece.
Es anacrónico que, a día de hoy, no se tenga en cuenta a los deportistas porque son los que más aportan a las federaciones, económicamente a través del pago de licencias y cuotas de inscripción en las competiciones, y deportivamente porque son los que alimentan la práctica de la actividad deportiva. Sin deportistas no hay clubes, ni federaciones; entidades que se lo deben hacer mirar.
Volviendo al titular de este artículo, esta mañana se ha producido la moción de censura a José Ángel Rodríguez en la sede de la Real Federación Española de Vela en Madrid. Del total de los presentes a esta asamblea extraordinaria, 50 han votado en contra de Rodríguez y tan solo 5 a favor. Automáticamente Julia Casanueva, con diez votos más de los necesarios, es nombrada nueva Presidenta de la RFEV al ser ella la que lideraba la moción de censura ante Rodríguez. Es la primera mujer que llega a este cargo en dicha federación.
José Ángel Rodríguez, expresidente de la RFEV.
Ahora viene lo divertido, con el traspaso de poderes entre la junta saliente y la que llega. El escenario económico es más que negro porque la RFEV está endeudada hasta la picota del mástil, y a mayores no ha renovado la póliza de crédito para poder tener liquidez. En lo deportivo, el equipo nacional de vela que aspira a ganar alguna medalla en Río 2016 está desatendido. Y lo más negativo es la mala imagen que tiene la federación, y aunque parezca menos importante, hoy en día sin credibilidad no se abre ninguna puerta de patrocinadores, mecenas o administración pública; digamos que su prima de riesgo debe de ser valor DDD según al rating Fitch, traducido sería bono basura o impago
En defensa de Julia Casanueva, todo el respeto por atreverse a llevar el timón de la RFEV en pleno temporal. De entrada, ya ha renunciado a su anterior cargo en la Federación Cántabra de Vela, es incompatible, y al sueldo de unos 90.000 euros (incluyendo gastos de representación) que tenía el anterior presidente Rodríguez; y su «compromiso es el de acabar esta legislatura, dar la máxima importancia a la gestión deportiva y recuperar la económica para que sea sostenible este proyecto al que le queda un año, y no concurrir como candidata en las próximas elecciones a la presidencia de la RFEV».
Una recomendación a la nueva presidenta, y futuribles: mantengan hilo directo con todos los deportistas, con los muy buenos y los de base.
Veremos sí Casanueva es capaz de demostrar que Eric Tabarly no tenía razón cuando lanzó su frase lapidaria: «Si un tripulante se va por la borda es que no ha encontrado su sitio a bordo.