La película de la última jornada del 60º Campeonato del Mundo de Vaurien en la Ría de Vigo, con el patrocinio del Concello y la organización del Real Club Náutico la habría firmado Alfred Hitchcock.
Porque en la última manga, en el único error de Francesco Zampacavallo y Carlos Francés (RCN Valencia) después de once batallas previas con enorme ruido de sables en los que italiano y castellonense hicieron gala de una fantástica irregularidad… Marco Faccenda (1955) y Marcello Miliardi (2003), italianos ambos, les arrebataban el título de campeones del mundo, el octavo ya en la cuenta de este veterano cuyo primer triunfo se remonta a la localidad alemana de Überlingen en 1989 y el último, a Bizerta (Túnez) en 2009.
Dos primeros de “Zampa” le daban casi seguro el trofeo a una sola regata del final del Mundial en el campo Charlie. El día era magnífico para regatear. Primero, de 12 a 14 nudos. Pablo Cabello, que llegó a la jornada final empatado a 33 puntos con el italiano afincado en Valencia, solo podía hacer un segundo y un cuarto y se iba cuatro puntos por debajo del “Zas Sailing”. Faccenda hacía un tercero y un segundo y sumaba también 39 puntos, como Cabello. El barco ítalo-español lo tenía muy bien: solo necesitaba conservar y vigilar para poder subir horas después al primer cajón del podio. Tone ya se había descolgado con un cuarto y un tercero.
Pero el libro de la historia de este Mundial, el más igualado en años, aún tenía, un buen puñado de líneas por escribir. A veces, “Zampa” inscribe su barco en las competiciones oficiales como Zas Sailing Locura. Esta vez no, pero la locura ya se dio en la manga final. Porque se produjo lo inesperado. En la salida, Cabello, que rompió las cinchas y ya no logró cazar al grupo cabecero, estaba por detrás del barco levantino. “Zampa” se adelantó y le costó un fuera de línea. Llegó segundo, pero su resultado real era la penalización. Faccenda, nacido en 1955, ganaba la manga, su tercera victoria parcial en los dos últimos días, y se llevaba el oro. “Zampa” tenía que conformarse con la plata.
“Faccenda siempre está”, sentenciaba el vigués Pablo Cabello, que con David Fernández de tripulante, daba el bronce al Náutico. “Un buen resultado aunque queríamos ganar”, confesaba.
En la entrega de premios, Faccenda lo celebraba abrazando a su tripulante y portando la bandera de Italia. A Marcello lo fichó de la clase 420, donde era puntero. “Ha sido muy difícil, con un viento que iba, venía, caía… Un bello Campeonato del Mundo, con los españoles muy fuertes”, apuntaba Marco Danielle, el hombre que no solo construye los Vaurien en su astillero próximo a Livorno. También los hace campeones. Y anuncia: “Estaré en Le Havre 2023”. Allí defenderá su reinado.
El Náutico, amén del bronce de Cabello y Fernández, ganó el título de mejor tripulación mixta (Tone Pérez y Laura Llópiz), el femenino (las González Esteban, Paula y Paloma), el Máster (Cabello y Fernández) y el júnior, con Pedro Salgado y Jorge Cigarrán, que también levantaron la Copa de las Naciones, entregada esta vez a la novedosa regata preliminar disputada antes del Mundial.
Además, Laura Llópiz ha ganado el trofeo Mieke Pannevis, entregado a la primera mujer, patrón o tripulante, del Mundial. Ella acabó cuarta en la general, con Tone, y fue la mejor. La viguesa ha superado ya la media docena de Mundiales, entre femeninos y mixtos, y está considerada entre las mejores tripulantes del mundo.
A la entrega de premios asistió el alcalde de Vigo, acompañado por los concejales de Turismo y Deportes, María Lago y Manel Fernández; los presidentes del Náutico y de la Gallega, José Antonio Portela y Manuel Villaverde; el comandante naval de Vigo, Antonio Couce, y Cristian Cardoso, director de Operaciones y Desarrollo de Vida. Con ellos, por supuesto, Maurizio Raffaelli, presidente del Comité Internacional de Vaurien, que entregó la bandera de la clase al representante de AsVaurien Francia, Thibaut Vandrot, pues el 61º Mundial se correrá en Le Havre en 2023.
El alcalde, que felicitó a todos los participantes, pidió al Náutico “otro Mundial; quiero que gane un vigués”. Y fue agasajado por el club por el apoyo “decidido y decisivo para que este Mundial fuese posible en Vigo”, dijo Portela.