La aventura y la seguridad. De todos es conocida las aventuras empresariales y deportivas del británico Sir Richard Branson. Siempre al límite, viajando en globo, a través del océano a toda velocidad, volar hacia la estratosfera o hundirse en las fosas oceánicas de las Marianas.
Branson, gran filántropo, juega a convertir los sueños en ocio y en negocio, y uno de sus últimos proyectos es el «Virgin Oceanic. Un submarino pensado para viajar a los puntos más profundos de los cinco océanos. Pero el accidente de la aeronave «Virgin Galatic», en el que murieron sus pilotos, y la negativa del constructor a reutilizar el submarino más de una vez ha provocado un parón indefinido.
Después de tres años de pruebas el Virgin Oceanic ha suspendido su actividad, nunca ha descendido a las cinco fosas abisales oceánicas, primero previsto para 2011, después para 2012; y parece ser que esta inactividad ya se produjo a primeros de 2014. Hasta el extremo que su página web http://www.virginoceanic.com/ ni funciona. Este hecho lo anunció hace unas semanas el diario británico The Telegraph en su web.
«Virgin Oceanic», un mini submarino abisal. Es una evolución del Necker Nymph –creado para que dos personas se pudiesen sumergir utilizando bombonas de oxigeno-; y que en su momento nació de la mano de otro gran aventurero Steve Fossett como Deep Flight Challenger. Tras la muerte de Fossett, Branson recogió el testigo y lo rebautizo como «Virgin Oceanic».
El «Virgin Oceanic» tiene una eslora de 5,5 metros, una manga de 3,9 metros, altura total de 1,7 metros y es para una sola persona. Pesa unos 3,629 kilos, navega a una velocidad media de 4 nudos y puede descender hasta los 11.275 metros de profundidad. Construido en carbono, con propulsión eléctrica, y tiene cúpula para el piloto construida en cuarzo sintético.
La base operativa del «Virgin Oceanic» es el antiguo maxi catamarán «Chenyene» de Fossett, un velero que se ha remozado para poder utilizarse como plataforma de trabajo del mini submarino.
Problemas estructurales sin resolver. Es lo que anuncio el constructor del «Virgin Oceanic», la imposibilidad de asegurar una reutilización continua del mini submarino, descendiendo varias veces a las fosas abisales. Además de que no creen que la cúpula no aguante la presión a esas profundidades, donde el rescate con vida del tripulante es imposible.
Por ahora solo lo ha conseguido James Cameron con su mini submarino fabricado en carbono, el «Deepsea Challenge», que en marzo de 2012 logró descender hasta los 11.000 metros en de la fosa abisal de las islas Marianas.
La cuestión es que hace tres meses que Brason ya admitió haber sufrido una derrota con el proyecto «Virgin Oceanic», aunque no lo reconoció públicamente, comentó: «Antes de meter la pata, vamos a buscar el apoyo de otras empresas capaces de garantizar la seguridad y encontrar los socios adecuados que nos ayuden a lograr lo impensable para poder explorar los océanos, reduciendo costes y aumento de la seguridad».
La empresa Deep Fligth inició este proyecto para Fossett con la idea de establecer un récord abisal en las islas Marianas. Así que diseñaron y construyeron el mini submarino para unas especificaciones concretas, que ahora no llegan a cubrir las aspiraciones comerciales de Branson.
Tarde o temprano Brason logrará convertir el sueño en realidad. Después vendrá el negocio del ocio abisal.