Estoy seguro que la reflexión que nos comenta el fotógrafo Félix González Muñiz la tiene en mente muchísimos fotógrafos de toda condición, en especial aquellos que se dedican a la fotografía náutica.
Las adversidades de fotografiar en la mar. «Por un lado, el fotógrafo de regatas sueña con tener una buena embarcación para realizar su trabajo, un buen piloto que la sepa manejar y que haga caso a las instrucciones que le das, a la hora de situarse en el campo de regatas. Pero desgraciadamente esto no es lo habitual, y en muchas ocasiones te encuentras que el barco de prensa para los fotógrafos que van a cubrir la regata es el más viejo del lugar, que lo maneja un piloto inexperto y se pone nervioso a la hora de mantener la embarcación en el sitio indicado, por ejemplo, en los pasos de baliza. Esto qué significa, pues no poder realizar bien el trabajo y que el resultado final de la sesión fotográfica sea más bien mediocre, con el consiguiente cabreo del profesional de la imagen, la frustración por no haber realizado un buen reportaje y a posteriori una pérdida económica. El otro gran sueño del fotógrafo de regatas es la meteorología, de la que dependemos, en buena medida, para obtener fotos de calidad y ponernos las botas disparando como locos. Soñamos con viento de al menos 15 nudos, mar rizada y buena luz, ingredientes fundamentales para asegurarte la jornada, y almacenar en la tarjeta de memoria un buen número de fotogramas que hacen sentirse bien al fotógrafo y al cliente».
Los sueños pocas veces se convierten en realidad, pero «haberlos haylos como las meigas». La serie de fotografías «La Vela y la Mar» cumplieron en parte el sueño del fotógrafo, dejando los matices para otra ocasión.
Ahora que «navegamos hacia la Navidad», esperemos que a los organizadores de regatas se les encienda la «bombilla» y elijan un buen regalo para los fotógrafos náuticos.