La mayoría de ellos, un 90 por ciento, son niños diagnosticados con TDAH, y el 10 por ciento restante, según datos recientes de la Xunta de Galicia, están afectados por trastornos graves de conducta.
Se denomina así a un conjunto de conductas que implican una oposición persistente a las figuras de autoridad y a las normas sociales, una actitud que deriva en serios problemas de convivencia con padres, profesores, compañeros y, en general, con un gran número de personas. Si surgen de manera aislada no suelen generar demasiados incidentes, pero el problema es cuando estas conductas se mantienen en el tiempo, se intensifican con la edad o derivan en comportamientos agresivos, absentismo escolar, consumo de drogas o robos.
En la prevención y tratamiento de estos trastornos, el deporte se ha considerado desde siempre como un factor muy relevante, ya que permite reforzar conductas positivas y suprimir malos hábitos. Y es en este ámbito, y más concretamente en el del deporte náutico, en el que ha empezado a trabajar el Monte Real Club de Yates de Baiona.
Tras llevar años trabajando mano a mano con asociaciones de personas con diversidad funcional a través de su Escuela de Vela Adaptada y gracias al apoyo de administraciones como la Xunta de Galicia, instituciones como Fundación Repsol y empresas como ABANCA, el Monte Real asume ahora un nuevo reto, el de ayudar a personas con trastornos graves de conducta. Y el primer paso que ha dado en este camino ha sido realizar una prueba piloto de una salida al mar con un grupo de alumnos del Centro de Educación Especial de Panxón (Nigrán).
De la mano de dos entrenadores de la Escuela de Vela del club, ocho alumnos de entre 10 y 17 años del C.E.E de Panxón, acompañados por varios de sus docentes, se subieron a una neumática motora para reconocer la bahía de Baiona y participar en varias actividades didácticas en puntos como la baliza de San Xoán, el canal de La Porta o los islotes de Serralleiras.
Emplearon cartas náuticas, compases de aliada, rezones de fondeo, escandallos, cabullería y otros elementos náuticos; navegaron por la bahía, reconocieron el Val Miñor desde el mar, visitaron las instalaciones del Monte Real y reaccionaron de una forma muy positiva y proactiva a las dinámicas programadas.
El beneficio de la actividad quedó reflejado en la evaluación posterior de entrenadores y docentes, que mostraron su satisfacción por el desarrollo de la actividad y un claro interés por dar continuidad a la prueba piloto con un programa más extenso de salidas.
Y es precisamente en ese proyecto en el que trabaja ahora el Monte Real, que tratará de conseguir apoyos para poder extender la propuesta y hacer partícipe de ella al mayor número posible de centros de este tipo. Lo que busca el club es que el deporte náutico, y más concretamente del deporte de la vela, sirva de ayuda para educar, fortalecer, ofrecer nuevos recursos y herramientas a personas con graves problemas de conducta.
El desarrollo de la inteligencia emocional y la resiliencia, la mejora de la comunicación interpersonal e intrapersonal, la adquisición de habilidades en planificación y responsabilidad, el aumento de la capacidad de decisión y motivación, el intercambio de experiencias positivas a través de la convivencia o el trabajo en equipo son algunos de los beneficios que la vela les puede ofrecer a este tipo de personas.