Javier Patiño, Pedro Quiroga, José Jato, Hilda Martín, Jaime García y Alberto García. Seis entrenadores vigueses han visto crecer a Nicolás Rodríguez García-Paz (Vigo, 1991), desde que comenzó en la escuela del Náutico en la clase Optimist hasta que decidió dejar la vela, previo paso por las clases 420, 470 y 49er. El deporte le dio una oportunidad más y cuando ya había redirigido su vida a la odontología recibió la llamada de Jordi Xammar para acudir a Tokio y convertirse en el primer regatista de Vigo con una medalla olímpica.
Vigués y celtista hasta la médula, Nico logró este miércoles en el campo de regatas de Enoshima lo que decenas de navegantes de la ciudad llevaban buscando desde hace décadas. Muchos lo intentaron, algunos de ellos con tanto o más talento, pero lo que le distingue por encima de todos es la capacidad de sacrificio, tenacidad y constancia. “Es un trabajador y un cabezota”.
Campeón de España de 420 en dos ocasiones (2008 y 2009), sus resultados previos en Optimist no mostraron todo su potencial. Sus entrenadores recuerdan sus buenas maneras y buen talante siempre para aprender. Tras probar sin éxito como patrón en 470 y 49er, decidió dejarlo, pero la llamada de Jordi Xammar en 2016 lo llevó a un ciclo olímpico que acabó elevándolo hasta el podio. Esta es su historia, contada por las personas que lo formaron desde su etapa infantil.
Javier Patiño (2000-2003)
“Era muy pequeñito, muy delgado, con el pelo muy largo”, asegura Patiño, su primer entrenador cuando Nico llegó al Real Club Náutico y comenzó a navegar en la Escuela de Vela. El monitor vigués, también formado en el club en los años 80, lo recuerda como “un chaval de 10, muy atento, inteligente, con una capacidad de trabajo enorme y un progreso impresionante”. Para Patiño “ya se le veía que apuntaba alto si no se perdía en la edad de la tontería» y rememora las frustraciones que sufrió en esta primera etapa. “Lo hacía todo bien, pero no destacaba especialmente, eso sí, puedo asegurar que fue de los pocos a los que nunca tuve que echarle una bronca por nada”, señala. También considera que un éxito como el de una medalla olímpica “no llega por casualidad, es el trabajo de muchos años, mucha constancia”.
Pedro Quiroga (2003-2006)
El vigués Pedro Quiroga, otro de sus entrenadores en la clase Optimist, destaca que Nicolás Rodríguez tiene “pasión y tenacidad”, los dos ingredientes necesarios para alcanzar la meta. “A pesar de todas las dificultades siempre confió en sus posibilidades, también cuando los resultados no acompañaban”, apunta. Quiroga recuerda que no tuvo suerte en campeonatos de España de Optimist. “En Galicia sí, pero a nivel nacional no le salió nada, lo tenía todo para ganar, pero siempre fallaban detallitos”, añade. Ya en 420 llegaron los frutos. “Es supermetódico, trabajador y un cabezota, probó como patrón de 470, también en 49er, siempre persistió”, añade.
Hilda Martín (2004)
Hilda Martín, una de las entrenadoras por excelencia de la vela viguesa de base, acompañó a Nico Rodríguez a competiciones nacionales (Campeonato y Copa de España de 2004) cuando trabajaba en la Federación Gallega. “Siempre tuvo muy claros sus objetivos, es un chico calmado, paciente, tranquilo y organizado al que la competitividad le ha ayudado a ir subiendo”, señala. Hilda lo define como “una persona excelente cuya meta siempre fueron los Juegos”.
Jaime García (2004-2005)
También desde la Federación y desde el Real Club Náutico de Vigo, el coruñés Jaime García entrenó a Nicolás Rodríguez en las clases Optimist y 420. “Es tranquilo, paciente, trabajador y constante”, asegura antes de destacar que “cumplió su sueño gracias a sus ganas de trabajar”.
José Jato (2006-2008)
Ya en su salto de la vela infantil a una modalidad de dobles como el 420, Nicolás contó con la ayuda de José Jato, el que en 2006 comandaba los equipos de regata del Náutico. Navegó con Ricardo Lorenzo como tripulante y posteriormente con Sergio Crespo, aunque también acudió a Kiel con Iago López Marra, el regatista que participó en Tokio junto a Diego Botín. “Nico es un disfrutón, siempre le encantó navegar, es un enfermo de la navegación y lo que nunca soportó fueron las injusticias”, apunta Jato. El entrenador vigués asegura que su gran virtud es la adaptación. “Hace siempre equipo y piña”, indica.
En el 420 ganó el Campeonato de España juvenil de 2008 (con Ricardo) en Murcia y el Campeonato de España absoluto de 2009 (con Sergio) en El Balís. Además, participó en el Europeo juvenil de 2008 en Zadar y en el Mundial absoluto en Atenas (con Ricardo). “Tuvo buenos resultados y, aunque se fue a Santiago a estudiar, no desconectó nunca de la vela y empezó en 470”, señala. José Jato explica que a Nico “se le caía la baba” al hablar de las Olimpiadas y “siempre tenía como referentes” a regatistas vigueses a los que admiraba. “Ha logrado este éxito por cabezón, por querer seguir adelante”, apunta.
Alberto García (2010)
Tras su etapa en el 420, Nicolás navegó en 470 con Nahuel Rodríguez, hermano de Joel, olímpico en Tokio 2020 en Láser. También lo intentó en el 49er junto al vigués Javi Fernández Ahuja, pero acabó abandonando. A lo largo de esta penúltima etapa y antes de la llamada de Jordi Xammar, realizó entrenamientos en el Centro Galego de Vela en Vilagarcía, dirigido entonces por el experimentado técnico Alberto García (medalla olímpica en Atenas 2004 como entrenador de Suecia). “Nico se merece esta medalla y todos los grandes resultados que han tenido, esos que han sido mucho menos mediáticos, por su talento, su esfuerzo e ilusión que ha puesto en este gran proyecto”, explica. Además, destaca que el éxito también es un premio para todos los regatistas que durante las últimas décadas lo han intentado pero no han llegado a la meta. “De alguna manera, esta medalla recompensa no solo a Nico sino también a la vela gallega y a la viguesa en particular”, indica Alberto.