Poder hablar con un deportista que está a las puertas de unos Juegos Olímpicos siempre es un privilegio. Escuchar a Nicolás Rodríguez García-Paz, tripulante vigués que acudirá a Tokio con el equipo español de 470, se convierte además en un maravilloso relato de esfuerzo, ilusión, empatía y, sobre todo, claridad de ideas para no apartarse del objetivo.
Porque Nico, odontólogo de profesión (aplazada temporalmente por su proyecto olímpico) y celtista hasta la médula, tiene muy claro que el trabajo de los últimos cinco años ya ha merecido la pena. Junto a su patrón, Jordi Xammar, viajará el próximo mes a Japón para pelear por la medalla que tantas veces ha soñado.
Son favoritos para pisar el cajón, pero es consciente de que todavía queda mucho por hacer. En su última visita a Vigo y a su familia antes de concentrarse en Santander para viajara a Japón, atiende a VIGOÉ en el Náutico, lugar en el que empezó a navegar y creció de la mano de profesores como Javier Patiño, Pedro Quiroga o Hilda Martín.
-¿Han empezado ya los nervios?
-No estoy nervioso, sé que lo estaré, al final es inevitable, allí todo el mundo lo estará, pero a día de hoy todavía no estoy nervioso. Sí que empiezo a sentir esa sensación de que se acerca el momento para el que llevamos trabajando mucho tiempo, pero todavía no son nervios, son presión y ganas, como que aun no se ha acabado el proceso.
-¿Cuál es el cronograma de viaje y fechas?
-Estamos buscando opciones para viajar el 9 de julio (la entrevista se realizó el 2 de junio) y el 15 de julio nos abren el club para salir a entrenar al agua. Antes podremos acceder a los barcos y al material. El día 28 empezamos a competir, somos la última clase en empezar, y el 4 o el 5 de agosto, si todo va bien, esperamos acabar.
-¿Cómo se lleva la presión, si es que la hay, no sé si se nota?
-Nooo. Es algo que nos hemos ganado, es algo bonito, esa presión no la sentimos como tal. Nosotros mismos nos hemos metido esa presión para llegar aquí con opciones. Al final es un proceso. Cuando empezó el equipo uno de los objetivos era tratar de llegar a los últimos años de campaña ya habiendo luchado por las medallas. Creo que eso lo hemos conseguido y que nos hemos ganado ese derecho a esa presión, a que la gente cuente con que podemos conseguirlo. Somos conscientes de ello, también nos gusta, habernos ganado ese respeto en la flota, que cuenten contigo. Pero también hay que ser consciente de que la regata empieza de cero, para todo el mundo igual, todas las mangas cuentan lo mismo, desde la primera hasta la última, y al final hay que llegar a los últimos días con la opción de pelear por cualquier cosa. Es bonito, pero hay que saber que empiezas con los mismos puntos que el resto. No cambia nada.
Hemos ganado el respeto de la flota y eso nos gusta, pero también hay que ser consciente de que la regata empieza de cero
-Evidentemente, desde la Federación cuentan con que vais a tocar metal. ¿Es ese el objetivo real?
-Sí, ojalá. Sin duda una medalla olímpico te cambia la vida, es el objetivo del equipo y del proyecto, siempre ha sido pelear por una medalla en los Juegos. Y bueno, la verdad es que creo que hemos demostrado que podemos hacerlo y vamos a dar todo de nuestra parte para hacerlo posible.
-Al menos, en los últimos años lo habéis demostrado estando arriba.
-Sí, llevamos tres Mundiales consecutivos en el podio (Bronce en Aarhus 2018, Plata en Enoshima 2019 y Bronce en Vilamoura 2021), no es fácil de conseguir. Es algo a valorar. La gente nos tendrá en cuenta en todas las quinielas, pero no pasa nada. Es lo que decía, el campeonato es muy largo, la gente se irá cayendo y lo importante es que no seamos nosotros los que nos caemos y estar ahí día a día.
Los dos grandes rivales a batir son los australianos y los suecos, aunque hay equipos muy fuertes como los franceses
-Llegar a unos JJOO ya es un éxito y lleváis dos años en el top. ¿Quién es el rival más fuerte o a quién habrá que vigilar más?
-Después del Mundial y del Europeo hay varios fijos, sueco y australiano. Los suecos (Dahlberg y Bergtrom) ganaron el Mundial este año, son nuestros compañeros de entrenamiento, estamos todos los días con ellos y sabemos que tienen un nivelazo. Los australianos (Mathew Belcher y Will Ryan) han ganado siete mundiales de los últimos once y tienen dos medallas en los dos últimos Juegos (Oro en Londres 2012 y Plata en Río de Janeiro 2016), hagan lo que hagan siempre van a ser candidatos, tienen las credenciales más que merecidas. Son los dos grandes rivales a batir, pero luego el equipo francés (Peponnet y Mion) ganó el Europeo este año y son campeones del Mundo de 2018; el neozelándes (Snow-Hansen y Willcox) estará ahí… y siempre hay especialistas con diferentes condiciones. Te puedes encontrar al equipo griego, inglés… gente que tienen nivel para estar ahí, que ya son medallistas y en esto hay que pensar a largo plazo y ser regulares, para llegar al último día con opciones.
-¿Cómo es el campo de regatas de Enoshima, va a ser otra de las claves?
-Sí, sin duda. El tema es que Japón es un sitio muy abierto, puede haber mucha variedad de condiciones. Hay que estar abiertos, saber adaptarse al día, las prioridades del día van a ser muy importantes, entender bien el campo. En el Mundial que disputamos allí fueron días muy parecidos, con distintas intensidades de viento pero con la misma componente. También puede variar, tener viento de tierra, flojos, el térmico del Mundial… Hay una gran variedad, no sabes lo que te vas a encontrar. Día a día y aprender a valorar bien las prioridades antes de la primera manga.
-¿Esa capacidad para adaptarse a cualquier rango de viento es uno de vuestros puntos fuertes?
-Sí, exacto. Diría que somos un equipo que ha trabajado tratando de ser polivalente. Podemos luchar en cualquier viento por estar arriba, sin duda habrá alguno que se nos da mejor que otro, pero podemos luchar para ganar y estar entre las medallas sea la condición que sea el campeonato. Eso habla muy bien del trabajo de estos últimos cinco años. Si tuviese que elegir el viento medio a medio-fuerte sería nuestro ideal, pero estamos preparados para lo que nos echen.
Somos un equipo que ha trabajado para ser polivalente, podemos estar arriba con cualquier viento
-¿Qué roles tenéis en el barco, quién tiene el temple y quién es más temperamental?
-Tenemos caracteres muy distintos, él tiene la energía, muy dinámico, todo el rato está dándole vueltas a la cabeza, es una máquina que no para de funcionar. Siempre busca las mejoras, es muy autoexigente, y eso es un plus. Tiene claro que la única manera de llegar es con trabajo. La convivencia es muy buena, somos un equipo que convive más de 250 días al año, siempre surgen cosas, pero es inevitable, hay que buscar el camino y es lo normal. Si quieres mejorar, a veces tiene que doler.
-¿Y cómo es Nico Rodríguez en el barco?
-Es difícil hacer una valoración de uno mismo. Intento ser calmado, estable, creo que soy lineal, sin altibajos, pero sobre todo tratando de aportar y centrarme en lo que toca en cada momento. Hay días que son más físicos, de más trabajo, ahí hay que dejarse la piel. A veces pecaba un poco de regularme de más para llegar bien al final del día y he ido aprendiendo a dar todo desde el principio para después ir regulando. Son cosas en las que se va mejorando. También en estudiar a rivales, sacar las claves del día… la estrategia la trabajamos de forma conjunta, lo hablamos entre los dos antes de la manga y trazamos un plan para ir adaptándose sobre la marcha. Está claro que cada uno tiene sus roles, prioridades, pero intentamos entre los dos poder complementarnos y aportar. Es algo que creo que no todos los equipos hacen y nosotros hemos conseguido.
-A estas alturas ya tenía que haber pasado un año desde los Juegos y deberíais estar en otro proyecto deportivo, incluso de vida. ¿Cómo ha afectado a vuestros planes la crisis sanitaria y la pandemia?¿Cómo se prepara la cabeza y el cuerpo?
-Cuando surgió todo esto y se aplazó, lo primero que pensamos fue: “Vaya faena”. Pero nos pusimos a hablar y nos dijimos: “Tampoco está tan mal”. Tuvimos un año más para seguir haciendo lo que nos gusta, para seguir disfrutando y además éramos un equipo más inexperto, llevábamos menos años que nuestros rivales y veníamos en una línea ascendente muy grande. ¿Por qué no la podíamos mantener? Lo vimos como una oportunidad, también somos un equipo que improvisamos mucho con el calendario, vamos día a día… no ha sido un problema. Ya veníamos improvisando, por lo que si por circunstancias de la vida nos empujan a hacer lo que ya hacíamos… no ha sido un impedimento. Eso está muy bien. No lo hemos notado. Sí es verdad que en otras cosas hay que prepararse, tenemos a Patri, la psicóloga, para enfocar todo esto. Pero si te soy sincero no nos costó mucho. Lo vimos como una oportunidad y el tiempo dirá si la hemos aprovechado o no, pero sin duda a día de hoy te diría que somos mejores profesionales y equipo que el año pasado.
Hemos visto la crisis sanitaria como una oportunidad para mejorar, el tiempo dirá si la hemos aprovechado
-Esa capacidad para improvisar parece que la llevas implícita, porque este proyecto también nació de la forma más inesperada…
-Sí, hace ya cinco años. Es que la vida son trenes, decisiones, por circunstancias de la vida tuve que desembarcarme de un proyecto olímpico que era mi sueño. No es sencillo, porque conlleva muchas cosas, económicamente no es fácil cuando no logras grandes resultados. Es lo que tiene el deporte olímpico, que hasta que lo eres, el camino es muy duro. Decidí irme a Holanda, me metí en otro proyecto buscando una vida mejor como odontólogo: estudiar, ganar dinero, ahorrar. Y cuando estaba ya en Austria estudiando, me llama Jordi (Xammar) un jueves y me cuenta su idea para ir a Tokio. Una parte de mí ya había decidido que me tenía que volver, porque sí que pensaba que si veía a Jordi subido al podio de los Juegos no me lo perdonaba, siendo a la primera persona que había llamado. Y porque ya lo había intentado, había estado dos años en Las Palmas, trabajando a la vez que entrenando. Vueltas que da la vida. Me costó una semana decidirme porque había cosas a nivel personal, gente, familia que arrastras, y decidí ser egoísta y buscar lo mejor para mí y mi felicidad. Por decir: “Lo has intentado”. Y parece que sin duda ha salido bien, pase lo que pase este verano, me quedo con el camino que me ha merecido la pena. Y nada, esperemos que ese camino se pueda todavía escribir con letra dorada.
– ¿Y el futuro?
-No lo he pensado, ni lo quiero pensar. Me gustaría seguir vinculado a la vela, sé que la odontología la tengo ahí para toda la vida, pero todavía no quiero regresar a una vida normal. Quiero disfrutar como ese pequeño porcentaje de gente que está de arriba abajo, de un lado a otro. No sé todavía qué proyecto. Sé que quiero navegar, disfrutar de esto, me imagino que los Juegos marcarán mucho lo que pueda surgir a partir de aquí. En agosto, aquí (la entrevista es en el Náutico de Vigo) con una cervecita me pondré a pensar.
Me gustaría seguir vinculado a la vela, no sé todavía en qué proyecto
-El 470 pasará a ser únicamente modalidad mixta en los próximos Juegos. ¿Qué te parece?
-Te voy a dar mi opinión, para mí se defendió muy mal en la comisión. Creo que en parte yo también me hago partícipe de la culpa, hubo una reunión de la clase y no se concretó bien la estrategia a seguir. Se le da mucha importancia hoy en día a los países emergentes, al voto femenino, a todo lo de la inclusión del deporte femenino y la igualdad y creo que justo eso es lo que no se defendió bien. Ahora mismo, aparte de los Juegos Olímpicos, los otros tres eventos más seguidos del mundo de la vela son la Copa América, Volvo y Sail GP, que lo va a ser para mí sin duda, creo que es un proyectazo y que va a ser algo espectacular, que va a enganchar a todo el mundo porque es algo bárbaro. Todos ellos ya están trabajando en la inclusión de la mujer, el Sail GP ya tiene chicas, la Copa América las va a tener estoy cien por cien seguro y la Volvo ya las tiene. Entonces, no creo que para fomentar que haya más profesionales en nuestro mundo y que sean mujeres, lo ideal sea que vengan del Kite Surf, comparado con que al final los grandes eventos de la vela profesional vienen de todos los conocimientos que tenemos de la vela tradicional, vela ligera ya sea 49er, láser, 470… Para mí en ese sentido creo que se podría haber enfocado de otra manera, porque si justo lo que queremos es tener el mejor nivel de mujeres profesionales ayudaría más seguir enfocándolo en este caso a la propuesta que había de 470. Al final los políticos deciden y lo habrán decidido por otros motivos más logísticos, económicos, un poco pensando en esa visión más global que yo tengo a nivel personal.
-¿Cómo ves las cantera gallega?
-Creo que sin duda la Federación ha hecho un gran trabajo. Las oportunidades que se están dando con el Centro Galego de Tecnificación en Pontevedra me parecen algo espectacular. Es algo que si yo hubiese tenido hubiese ido de cabeza. En mi época, me hubiese embarcado en eso y creo que es una gran oportunidad y se ha demostrado con Martín, Pedro, Jaco, con Toni… y toda esta gente que ha conseguido unos resultados bárbaros en 420, que ha sido espectacular. Lo veía desde fuera y se me caía la baba. Creo que habla muy bien del trabajo que se está haciendo y que los clubes también sin duda. El Optimist lo tengo más perdido, he seguido un poco más el 420.
-¿Cómo fueron tus inicios con el Optimist?
-Empecé en el Náutico con ocho añitos, y tuve muchos entrenadores, entre otros Javier Patiño, Pedro Quiroga, Hilda, Jaime… con la Fede…
La Federación Gallega de Vela ha hecho un gran trabajo y el Centro de Tecnificación es espectacular
-Se trabaja muy bien ahí pero sigue existiendo un gran problema en el salto posterior a la vela infantil.
-Es que el salto es mucho más grande de lo que parece. Ahora que lo he vivido, cuando venía de ser juvenil piensas que sabes mucho, pero no tienes ni idea de lo que te vas a encontrar. La campaña no es solo salir a navegar si no que hay muchísimas cosas, material, logística… Hay un montón de factores que te pueden quemar y aprender a rodearte, aprender a delegar a veces es importante. Además de seguir estudiando, tácticas, estrategia, viendo vídeos y que eso no te queme, porque a veces la mejora viene de críticas. Ser autocrítico, que a veces no es fácil, asimilar las cosas de cómo es la mejora porque a veces la mejora es sabiendo que no lo estás haciendo bien y aceptarlo no es fácil. Ese camino es más duro de lo que parece. A mí, a día de hoy, me sigue costando alguna cosa y por eso cada vez lo valoro más. Creo que el salto es grande y con el Centro Galego de Tecnificación, que entrenan por la semana, ese salto será más pequeño. Ahí empiezas a ver un poco lo que es la realidad del mundo profesional de un deporte, ya no solo la vela sino de cualquiera, que es trabajo de gimnasio, comer bien, descansar… No es solo navegar los fines de semana, engloba un montón de cosas. Todo lo que hago hoy en día es para mi campaña olímpica, porque me acuesto pronto, no bebes porque al final entrenas al día siguiente, son todos los detalles que suman entonces es algo que engloba mucho más de lo que parece.
-¿Es muy duro?
-Bueno, sarna con gusto no pica, las cosas como son. Duro, duro… sí, hombre sacrificas cosas, dejas de vivir momentos con la familia, con tu pareja, con tus amigos que te encantarían. Pero esto es como todo, la vida es una balanza. Si ves todo pues yo me quedo con lo que tengo, soy consciente de que hay cosas que me encantarían tener pero también soy superconsciente de que estoy viviendo algo que me encantaría y con lo que siempre he soñado. Conocer un montón de gente, viviendo fuera, estoy conociendo un montón de países, oportunidades que de otra manera no tendría, entonces creo que la vida son momentos y estoy intentando aprovechar el que me ha tocado vivir.
-¿Ya tenéis alguna apuesta o promesa si ganáis en Tokio?
-Promesa sí. Por ir a los juegos ya me iba a tatuar los aros seguro, esto ya lo tenía con Javi Aguja, ya cuando fue mi compañero en 49er. Una vez vaya a la vuelta lo gestionamos y luego, si ganamos alguna medalla, no sé…