La Clase TP52 (TransPac 52) nació en 2001 en la costa pacífica estadounidense, y a los pocos años llegó a Europa donde se ha podido ver la máxima explosión de esta flota en circuitos como el Med Cup, que tras su desaparición dio paso al nuevo formato 52 Super Series en 2012; un circuito controlado por, y para, los armadores de estos rápidos veleros monocasco.
Uno de los regatistas que ha vivido todo el proceso de la flota TP52 en Europa desde sus orígenes hasta la actualidad es el navegante Nacho Postigo; en estos momentos miembro de la tripulación del “Provezza”.
En tono desenfadado, y con mucho humor, embarcamos a Nacho Postigo en un juego de palabras con la frase: “porque tú te lo mereces”. Y lo primero que nos espeta es: «¡Llevo once o doces años navegando en los TP 52! ¡Es increíble!».
Bruno Zirilli , navegante del “Azzurra”, y Nacho Postigo, navegante del “Provezza”
¿Por qué te mereces navegar en el circuito 52 Super Series? «(Entre sonrisas) No sé, me imagino que al final es por perseverar, por seguir estando ahí, navegando con los mejores barcos y con buen nivel. Al final te acaba llamando la gente. Y bueno, consigues hacer un trabajo para seguir estando. Te das cuenta que, a pesar del paso de los años, sigues estando a nivel. Yo creo que, es muy gracioso, para los que vamos en la parte de atrás del barco, cuantos más años pasan te das cuenta de que tienes más valor, en lugar de al revés, debemos de ser unos de los pocos deportistas privilegiados que hay».
A un armador le dirías: ¡porque tú te lo mereces tener un TP52! «Es lo mejor en lo que se puede regatear en monocasco a día de hoy, sin duda. Y no habiendo Copa America, para mí es el máximo nivel de regata que hay en monocasco. Los barcos son espectaculares. No me extraña que haya tantos armadores que lleven su propio barco. Es un premio, «te mereces llevar un TP52».
Por ejemplo, Andy Soriano (armador del “Alegre”), que ha tenido un maxi, y un mini-maxi nuevo; es como si hubiese dicho: «prefiero un barco más de competición, un barco más pequeño; me lo merezco, voy a estar ahí peleándome contra los grandes». Y claro, cuando un día un armador como Andy Soriano le sale un buen día y gana una prueba, o dos pruebas, y vuelve a casa primero del día de una regata. Se bebe una botella de vino diciendo: «me lo merezco un TP52 por conseguir ganar a los mejores con un gran resultado».
¿Los tripulantes que vienen detrás, se merecerían estar a bordo de un TP52? «Ja, ja, ja. Sí. Hay muchísima gente joven que tiene un valor impresionante, pero está pasando un problema en la vela, entre comillas, es que los “viejetes” estamos haciendo un poco de tapón. Entonces no entra gente joven. También, en España hemos perdido lo que teníamos hace años, un circuito fantástico de crucero, con grandes patrocinios, por ahí hemos entrado todos cuando éramos jóvenes; pero hemos perdido la Comisión Naval de Regatas, que nos sirvió a un montón de gente para empezar, hacías la mili en la Comisión Naval de Regatas y desde ahí ya pegabas un salto a la vela profesional. Y hoy todos esos caminos se han roto. El Match Race antes, para la gente joven, era un circuito que no era muy caro y que podía hacerles llegar a la Copa America. Hoy se ha perdido. Ahora hay circuitos de catamarán que parece que puedan llegar a la Copa America. Pero es curioso, la gente joven mira más al multicasco que al monocasco. Con lo cual, no se si nos mantienen porque somos buenos o porque -sonrisas- no encuentran a jóvenes que nos puedan reemplazar, o que estén interesados en reemplazarnos; igual están pensando en catamaranes voladores y no les interesa esta cosa de gente vieja».
Este es el gran circuito de los monocasco, regatas barlovento – sotavento y de litoral. ¿Los armadores españoles se están perdiendo el merecerse estar aquí? «¡U ha! Es un poquito dura la afirmación, pero es una pena porque lo que pasó en España es que los armadores se apoyaban en patrocinadores, y perdimos un poco lo que era la filosofía de lo que era el barco de armador, como estos señores que están aquí en Casçais. Yo trabajo para un armador que es el dueño del “Provezza”, que es armador de un velero de regatas desde el año 90. Lo hace todo él, sin patrocinadores, sin todo lo demás. Cada año pone su dinero, tiene su equipo, su misma gente que lleva navegando con él veintiséis años. En España teníamos algunos de esos armadores, pero un poco la vida fácil de tener un patrocinador que te ayude, que te apoye, les hizo un poco desistir cuando han venido tiempos difíciles. Tal vez no se merecen estar ahora, pero me encantaría que alguno de esos armadores que están ahí, que no terminan de decidirse, dieran el paso; y pudiésemos tener uno, o dos, armadores españoles. Llegamos a tener ocho en su tiempo. Una pena que no haya ninguno ahora».
¿La vela española se merece algo más? «Te puedo dar un buen indicativo, en el “Platoon” hay cuatro españoles, un tercio de la tripulación son españoles. En el “Alegre” hay dos españoles a bordo del barco, y otro español que es el entrenador, que les dice lo que tienen que hacer para mejorar. En nuestro barco somos dos españoles. Dentro de una flota relativamente pequeña, somos bastantes tripulantes españoles. No está Joan Vila esta temporada, habitualmente suele navegar a bordo del “Quantum”. La gente buena de España está aquí. ¡No se sí nos lo merecemos, pero por lo menos nos llaman! -ja, ja, ja, ja-«.
Carlos Freire trabajando en el container del TP52 «Azzurra»
En aguas de Casçais se ha celebrado la final del 52 Super Series de 2016, donde el velero estadounidense “Quantum” ha vuelto a ganarlo; y el italo-argentino “Azzurra” fue el ganador de la última regata del circuito. Y curiosamente por los pantalanes se ha podido ver a vigueses a bordo de los mejores: Victor Mariño en el alemán “Platoon”, Antonio Otero entrenador del equipo británico “Alegre”; o a Carlos Freire, al frente de su empresa VMG Electronics, como responsable de los equipos de electrónica de muchos TP52.