Desde VIGOÉ hemos tenido la oportunidad de subir a bordo del Buque de Asalto Anfibio Galicia (L-51), un coloso de acero de 160 metros de eslora y 23 de manga cuya imponente presencia atraía todas las miradas en el Puerto de Vigo, donde ha hecho escala durante unos días antes de continuar su viaje hacia Bilbao.
La experiencia comenzó en la cubierta de vuelo, donde dos flamantes helicópteros H135 de Airbus captaban la atención de los visitantes. Estos helicópteros, junto a las seis lanchas RIB que alberga el hangar, forman parte del arsenal con el que el Galicia cumple su misión principal: proyectar la fuerza de la Infantería de Marina en tierra. «Esto lo hacemos con los helicópteros que podemos albergar, o transportando a nuestras tropas de infantería marina en lanchas desde el dique del barco«, nos comentaba Vicente Sanchez, segundo comandante de a bordo.
Uno de los puntos claves del Galicia es el dique inundable, desde donde las lanchas de desembarco transportan a las tropas, sin lugar a ninguna duda es uno de los elementos más impresionantes del buque. Tanto su tamaño como la explicación de cómo se lleva a cabo la maniobra, a los neófitos, nos lleva a imaginar grandes escenas más próximas al desembarco de Normandía que al día a día de la dotación del barco.
Un buque con gran capacidad logística
Pudimos observar los ascensores que conectan este espacio con el hangar, permitiendo la carga y descarga de vehículos pesados como camiones, maquinaria o vehículos blindados de infantería. En nuestro recorrido por el buque, hemos podido apreciar la magnitud de sus capacidades.
Dos amplias plantas y un hangar con espacio para cuatro helicópteros pesados o seis medios dan una idea de su poderío logístico. En total, el Galicia cuenta con más de 3.500 metros cuadrados de espacio de carga.
Con un calado de 7 metros, ha navegado por los mares del mundo durante 25 años, participando en numerosas misiones de la OTAN y de ayuda humanitaria. Su última misión lo llevó a las costas de Turquía tras el devastador terremoto que azotó el país.
La vida a bordo
Durante la visita, hemos conocido a una dotación que nos cuenta la importancia de este buque no sólo como elemento militar sino como lugar de formación en el que los futuros oficiales de la Armada Española viven la experiencia real en el mar, navegando y poniendo en práctica tácticas navales sumando así un aprendizaje práctico a la teoría aprendida en las aulas.
Conversamos con el Capitán de Fragata, y segundo comandante a bordo, Vicente Sánchez, quien nos describió la vida a bordo del Galicia: «La dotación del barco somos unos 400 marineros. Tenemos tres turnos de vigilancia de 6 horas cada uno, lo que nos permite disfrutar de 12 horas de descanso para comer, dormir o leer. Además, si el barco está en puerto, podemos desembarcar«.
El regreso a Vigo y el destino final
El Buque Galicia llegó a Vigo el lunes y, este martes, ha partido hacia Bilbao, previo a su llegada realizará prácticas en aguas cercanas a Portugal. Allí, en Bilbao, el Galicia recibirá a los futuros oficiales de la Armada para iniciar una nueva navegación con destino Rota, su puerto base, a donde llegará el 14 de julio.
Antes de su llegada a Rota, el Galicia amarrará de nuevo en Vigo los días 11 y 12 de julio ofreciendo una nueva oportunidad de visita a curiosos y amantes de los barcos.
El Galicia es más que un simple barco de guerra, es una plataforma versátil diseñada para proyectar la fuerza de la Infantería de Marina en tierra, ya sea en zonas de conflicto o en escenarios de catástrofes naturales. Su función principal es llevar a cabo operaciones de mantenimiento de la paz y de ayuda humanitaria, actuando como un bastión de esperanza en los momentos más difíciles y en él hemos sido testigo del profesionalismo y la dedicación de una tripulación quien nos ha recibido con una exquisita amabilidad pero sobre todo el esmero de mostrarnos esas caras menos visibles de un buque militar. Un gigante al servicio de valores como la solidaridad, el compromiso y la profesionalidad ya sea en zonas de conflicto o en escenario de catástrofes naturales.