Más de 4.000 millas náuticas en solitario, a vela, sin motor, únicamente con un GPS, una radio VHF con un radio de 50 kilómetros y sin asistencia externa. Todo ello en un barco de seis metros de eslora y un pequeño habitáculo en el que apenas cabe una persona. Así es la regata trasatlántica más dura que existe, la Mini Transat 6.50, entre la localidad de Les Sables d’Olonne (Francia) y Saint François (Guadalupe), previa parada en Santa Cruz de La Palma (Islas Canarias). Famosa en Francia, desde donde parte cada dos años, y prácticamente desconocida en España, la prueba ha ganado gran prestigio entre los navegantes galos hasta el punto de ser una referencia de la vela oceánica. Hasta ahora, ningún gallego se ha atrevido a probar suerte, pero Vigo bautizó este pasado fin de semana al primer proyecto de Galicia con un regatista a bordo, Diego Hervella.
El atrevido aventurero nació en 1982 en Barquisimeto (Venezuela), tierra del afamado director de orquesta Gustavo Dudamel. De madre venezolana y padre coruñés, Diego pasó gran parte de su infancia y juventud en Galicia. Estudió en la Escuela Náutico Pesquera de Vigo y se aficionó a la vela en las Rías Baixas. «Quería dar un paso más y me trasladé a la Bretaña francesa, donde existe una gran afición por este tipo de regatas», señala a punto de partir con VIGOÉ para realizar una corta travesía por la ría desde Punta Lagoa.
«Reto físico, emocional y técnico»
«La Mini Transat es un reto físico, emocional y técnico, pero este barco ya lo ha logrado dos veces y puede conseguirlo otra vez. Seré el primer gallego en realizar esta prueba y me preparo para la edición de 2023″, explica Diego Hervella tras llegar a Vigo el pasado jueves en su primera travesía de entrenamiento desde Lorient. Tras hacerse con el prototipo «Karen Liquid», que ya venció en los años 1997 y 1999 con Sébastien Magnen a la caña, ahora busca patrocinios para lograr su sueño.
Diego aborda ahora el reto de participar en una preuba considerada como una verdadera escuela de navegación, donde el regatista debe ser capaz de afrontar duras jornadas de navegación sin ninguna ayuda. Los nombres más grandes de la vela contemporánea han sido regatistas de la Transat 6.50. Navegantes como Karen Lebovici, Gilles Chiorri, Alex Pella, Jean-Luc Van Den Heede, Yves Parlier, Laurent Bourgnon, Isabelle Autissier o Ellen MacArthur, entre otros, han participado en la Mini Transat.
Apoyo de patrocinadores
El galaico-venezolano ya cuenta con el apoyo de firmas como la empresa viguesa Julio Verne Náutica, la revista Nautical Reporter, Prolarge, Ethique et Etact, Ljdn y Atelier des Solutions. Toda ayuda es poca y calcula que su presupuesto rondará los 50.000 euros, pero hasta el momento tan solo piensa en mostrar su reto públicamente. «Quiero dar a conocer mi proyecto y conseguir patrocinadores que me permitan llevar a cabo la segunda parte de este sueño. He hecho la inversión de la compra del barco y ahora necesito el apoyo para el mantenimiento y la puesta a punto», explica Hervella.
La Mini Transat se celebra cada dos años desde 1977 y es necesario clasificarse para estar en la línea de salida. Existen cupos para barcos de serie y prototipos, también para participantes extranjeros, pero ante todo es necesario hacer las millas y las regatas necesarias para ganarse el derecho a participar. «Hay unos 300 candidatos y la solidaridad y compañerismo de la flota francesa es impresionante», explica.
Lorient-Sada-Sanxenxo-Vigo
El «Karen Liquid», diseñado por el propio Magnen, es de fibra de carbono, desplaza solo 900 kilos de peso y tiene una quilla telescópica. Este mes de agosto realizó la travesía desde Lorient hasta Sada, lugar de origen de su familia paterna, y posteriormente recaló en Sanxenxo y Vigo.
Este sábado, 7 de agosto, partió de nuevo hacia Francia con el objetivo cumplido de dar a conocer su proyecto. Sonriente, amante de la vela, feliz de poder abordar este sueño, Diego Hervella promete volver y cruzar la costa gallega en dirección a Guadalupe.