Pues sí queridos lectores, ya han pasado siete años, siete, desde que el 21 de abril de 2015 publicaba mi primer artículo en esta magnífica tribuna del mejor diario digital vigués de todos los tiempos.
La frecuencia de estos artículos ha sido (aunque no siempre) quincenal, así que multiplicando las quincenas que tiene un año por siete te da (más o menos) el número de mensajes que he podido hacerles llegar a Vds gracias a este medio de comunicación.
Y aquí creo que hemos tocado todos los palos, mucha política local con nuestro alcalde como objetivo a criticar, pero creo que siempre desde la educación y el respeto, porque no hay que confundir lo Cortés con lo Atahualpa.
Por supuesto también nos hemos interesado por la política regional y nacional. Del señor Nuñez Feijóo nos hemos ocupado cumplidamente, porque los dardos los hemos enviado tanto a derecha como a izquierda. En cuanto al gobierno central hemos criticado en varias ocasiones la política de Mariano Rajoy, y alguna vez hemos hablado del inquilino (actual) de La Moncloa.
Sobre nuestra ciudad y al gran cambio que está sufriendo le hemos dedicado muchas líneas, y por supuesto a la gestión de nuestro gobierno municipal, al que hemos denostado en ocasiones pero en otras les hemos felicitado.
Pero no puedo dejar de mencionar dos espinas que el que suscribe tiene clavadas al respecto, y son el (horroroso) paseo de Samil y el (penoso) edificio consistorial en la falda del monte de El Castro. Son dos lacras viguesas a las que don Abel le cuesta meter mano.
De nuestro querido RC Celta hemos escrito largo y tendido, y también de su presidente con el que no comulgamos demasiado debido a la gestión del club, tan cercana a la parte pecuniaria y tan lejana de la afición.
Desde esta tribuna hemos escrito un poco de todo, hasta hemos hecho algún obituario, como los que dedicamos a Sean Connery o a Diego Armando Maradona.
Una de las (múltiples) cosas buenas que ha tenido la existencia de www.vigoe.es es que que hemos sido (y seguimos siendo) testigos puntuales de la gran evolución de esta ciudad. Hoy Vigo ya juega en las ligas mediáticas mayores, y ahora es frecuente que salgamos a menudo en prensa, radio y tv, algo que hace no mucho tiempo era impensable.
En este momento cuando nos estamos olvidando de la (maldita) mascarilla e intentamos que la pandemia sea una (penosa) etapa pasada, quiero agradecer a los directores (y a todo el equipo) que me hayan permitido disfrutar estos años de este magnífico balcón con vistas a la ciudad.
Y tampoco quiero olvidarme de nuestros (cada vez más numerosos) lectores y de nuestros anunciantes, que entre todos hacen posible esta maravilla de diario que, gracias a la técnica, se puede leer en los cinco continentes.
Así que Dios mediante, y con el permiso de todos Vds, seguiremos coincidiendo en este espacio de libertad en la Red. ¡Un abrazo amigos!