Hoy debieramos estar votando gallegos y vascos, a esta hora habríamos tenido ya los primeros avances con datos de participación y especulaciones sobre la combinación de esos datos, su proyección al final de la jornada e intención de voto, añadiendo comparativas con los números de anteriores convocatorias.
Nadie podría suponer el escenario de este día con la convocatoria fallida de elecciones.
Repasemos un poco lo que parecía que se avecinaba con los resultados de la jornada electoral que no ocurrió. Primeramente destacaba algo así como un juego de mayorías semejante al canto de una moneda, inestable, de tal modo que la alternancia se encontraba en ese punto de equilibrio inestable al que un puñado de miles de votos podia hacer caer de las caras o cruces. Esto por decirlo gráficamente. En pocas palabras no se adivinaban mayorías claras.
Lo poco que aparecía rotundo, contundente, era un sustancioso avance del nacionalismo gallego, el BNG, y una buena puntuación de su lideresa Ana Pontón. También se contabilizaba un ascenso importante del PSOE, aunque de contornos más imprecisos a efectos de obtener la presidencia de la Xunta. Un terreno más resbaladizo presentaba el rupturismo inarmónico, que en lo único que cumplió su promesa de ruptura fue en romper ellos mismos en mil pedazos.
La manifestación más temprana y con visos de dramatismo personal fue el abandono de la Luis Villares, líder de En Marea, al anuncio de convocatoria de elecciones autonómicas y consiguientemente la desaparición de la sigla En Marea de las elecciones que habrían de celebrarse hoy. Supervivientes de lo que fuera esta coalición queda la conjunción de partidos estatales IU-PODEMOS, ahora gobernando junto al PSOE en el gobierno de España en condiciones de excepción, en el supuesto del estado de alarma del art. 116 de la C.E.
De la otra banda a Feijóo se le auguraba un retroceso, aquí el interrogante se colocaba en si suficiente para la pérdida de la mayoría, que habría de arriesgar solo el PP, por no estar prevista la entrada de nuevos actores políticos por la derecha en el parlamento gallego.
Estas incógnitas se habrían despejado hoy conforme al guión de la decaída convocatoria citada más arriba. Aunque sin fecha actualmente la nueva cita electoral probabelente sea a la finalización de la legislatura, en otoño o sus vísperas.
¿Qué efecto o consecuencias podrá tener el estado de alarma en los resultados de otoño?. Probablente las tendencias centralizadoras y el discurso de los derechos sociales lo domine todo, dejémoslo ahí por el momento.
Tendremos ocasión de volver sobre el asunto.