Alonso Macías fue hombre de muchos saberes e inquietudes, de universos múltiples y versificaciones rimadas. Mi conocimiento de la persona y del personaje es de los últimos años y se produce en la secuencia cronológica que a continuación ordeno.
Mi primera aproximación se da en compañía de Pedro Bono, con motivo de la presentación de un poemario en el paraninfo de la Escuela de Peritos en Torrecedeira en acto muy concurrido, donde fuera profesor.
A la hora de las dedicatorias, cuando me llegó el turno, habiendo escuchado que Alonso Macias cursara Ciencias Políticas en la UNED, se me ocurrió comentarle que a mis años yo todavía era alumno de UNED en Políticas. Eso encendió la chispa de su interés y tras palabras de ánimo esto inspiró su dedicatoria. No sabía yo que en poco tiempo habria de iniciar una intensa relación de colaboración y amistad con Macías.
Y fue por mediación del profesor de filosofía Avelino Muleiro, quien le habló de mí por las actividades desarrolladas en torno al profesor de matemáticas del instituto Santa Irene, Rufo Pérez, que concluyeron con la inauguración de un Paseo dedicado a su memoria en uno de los tramos del río Lagares que transcurre del Pontillón en dirección Sárdoma hasta A Pontenova.
Y esto porque Macías andaba trabajando en el proyecto de un libro sobre el Santa Irene. Mi colaboración en este libro provocaría la relación que da lugar a la presente publicación distópica.
En el comienzo de esta colaboración se encuentra mi amigo y antiguo compañero de instituto Carlos Meixide y amigo también del primogénito de Alonso Macías, su hijo, también Manuel Alonso-Macías Jorreto.
En la primera visita que le hicimos Carlos Meixide y el que suscribe estas líneas el estado del libro era todavía poco avanzado, aparecía un recorrido o descripción previa de la implantación de los estudios de eneñanza media en España haciendo resalte de la implantación de la ley Moyano, aproximándose en el tiempo y viniendo al año 1927, en el que con el regeneracionismo desde arriba de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, Vigo alcanza el primer establecimiento de enseñanza secundaria.
A partir de ahí, llegados al año 1946, se inicia la historia del instituto Santa Irene, con la apertura inaugural oficial de ese curso.
Para darle cuerpo a la obra fue necesaria la labor paciente de recogida de numerosas aportaciones, tanto de testimonios personales como documentales. Pienso que el trabajo concluyó con éxito, dando como fruto una obra pionera, precursora, de consulta indispensable sobre la materia.
El libro cuenta con varios apéndices y dos prólogos, uno del alcalde Abel Caballero y otro del que fue catedrático del Instituto, el escritor Xosé Luis Méndez Ferrín, tiene además el.propósito añadido, en palabras del autor, de rendir homenaje a su esposa fallecida, Manuela Jorreto.
Pienso que la actual dirección del Santa Irene pudiera rendirle alguna forma de reconocimiento a Alonso Macías por estos días o en venideras fechas.
Con posterioridad aparece el libro de Memorias de Salvador Beloso, donde se recogen numerosas historias desde dentro de un alumno del instituto, en el que tuve la honra de colaborar con la publicación de una selección de artículos recogidos anteriormente en este blog.
Desde aquí testimoniamos nuestro afecto a su numerosa descendencia en esta hora de pesar.
En cuanto a este hombre de figura ecuestre, cruce de dandy y Marqués de Bradomín, personaje literario al que admiraba, igual que al propio Valle Inclán, nos lo podemos fabular a estas horas trovando para el tiempo suspenso de la eternidad. Si le place. Si nos place.
Salutem plurimam!