Así con todas las letras y en voz alta es como Carlos Mouriño le ha dicho al alcalde Caballero que las obras del estadio no hay por donde cogerlas.
Balaídos, para nuestro regidor, va a terminar siendo una gatera en la que se va a dejar una buena mata de pelos, porque el tema no tiene buena pinta.
Precisando un poco y resumiendo mucho, el Sr Mouriño le ha concretado el problema: en la nueva grada de Marcador en invierno los aficionados van a quedar calados como «pitos».
Marcador va a provocar a los asistentes una tortícolis severa durante 90 minutos y además seguirán estando lejos del terreno de juego.
En cuanto a la estética Mouriño la suspende con una nota que no llega al 1,5, y para acabar habla de miles de euros de sobrecoste y del notable retraso, que hará que el estadio no esté acabado para el aniversario del centenario del club.
En resumen, que la estocada celeste ha penetrado una cuarta en el cuerpo de D Abel y quiera o no la va a acusar, porque nuestro regidor no lo ha podido hacer peor.
Y todo viene provocado por el afán de protagonismo del Alcalde, que visualizó el día en que reinauguraba el estadio («mejor que el del Bayern de Munich») con todas las masas aclamándole.
El alcalde lo tuvo fácil, pudiendo haber llegado a un acuerdo en la concesión del estadio por una serie de años con el club, y que éste se hiciera cargo de la reforma, ahorrando a los vigueses una cantidad millonaria.
Para eso en los desfiles de la antigua Roma al lado del poderoso de turno iba siempre un siervo que le decía: «Recuerda que eres mortal».
Pero en la Praza do Rei s/n ese cargo está vacante.