El regatista vigués Alberto Viejo, herido la pasada semana durante un entrenamiento en la ría de Vigo, ha hecho pública un carta de agradecimiento al personal del Hospital Álvaro Cunqueiro en el que ha estado ingresado durante varios días. Una vez en casa, recuperándose de la intervención quirúrgica, dedica estas palabras a los sanitarios:
«Siempre se dice que l@s militares van más allá del deber, que su actuación está basada en el compromiso y el honor, y que en tiempos de guerra, están dispuest@s a defender a la patria, a nosotr@s, con su propia vida.
En tiempos de paz, intervienen en todas las situaciones de catástrofe con una eficacia ejemplar.
Después de mi accidente en el mar he conocido de primera mano cómo son y trabajan l@s «soldado@s sanitari@s», y conste que les llamo soldad@s por hacer el símil, pero me refiero a a tod@s l@s sanitari@s: desde la ambulancia, a l@s médic@s, pasando por enfermeras, auxiliares, técnicos y limpiadores. Siento si me dejo alguno, que no me sé el escalafón.
Todos ellos son mis ángeles: los José, Irene, Coco, María, Lola, Begoña, Brenda, Benito, María José, Montse, Marita y tantos otros que conocí en mi propia casa, en urgencias, en REA o ya en planta.
Ahora puedo decir lo afortunado que fui de poder disfrutar de su trabajo, su profesionalidad y su cariño, y de poder ser huésped de la habitación 408C, dónde tuve unos compañeros de «celda» maravillosos y pude contestar cientos de mensajes alucinantes que me chutaron más que cualquier calmante.
Cómo es la mente, que lo tengo todo perfectamente grabado en mi «disco duro» y sin embargo estuve una semana entera sin recordar la palabra quirófano, esa «nave espacial», orgullo del Cunqueiro, dónde nos reparan a los humanos como en las películas de ciencia ficción.
Tenía que dar las gracias a todo el personal sanitario que me atendió, pero me gustaría que esta carta sirviera de humilde homenaje a tod@s l@s que nos han cuidado sin descanso y más allá del deber durante este tiempo de pandemia.
Cuidémosles, por favor.