La noticia me ha resultado muy molesta como gallego y como vigués: Renfe e Iberia acaban de formar una alianza para ofertar un servicio conjunto y convertir a Barajas en el aeropuerto de Ourense. Se haría con un billete muy económico que combinaría el AVE, el tren de cercanías y el avión, abarcando numerosos destinos. Una auténtica cuchillada para los aeropuertos gallegos y, en especial, para el de Vigo.
Actualmente la competencia de aeropuertos gallegos es enorme -e incluso desleal, por el tema de las subvenciones a las compañías- y a ella se suma, también, el aeropuerto Francisco Sá Carneiro, en Oporto. Esta fotografía corresponde, precisamente, al aeropuerto de Oporto, muy próximo geográficamente a Galicia. Puede observarse la enorme oferta de enlaces aéreos de los que hace uso una gran parte de la ciudadanía gallega del sur de Galicia e incluso del norte cuando las fechas y el precio de los vuelos resultan ventajosos en comparación con los aeropuertos gallegos. No es de extrañar que este aeropuerto se defina, según reza un gran anuncio en su entrada, como “O aeroporto da Galiza”.
Si la situación de competencia ya era difícil con el conjunto formado por Peinador, Lavacolla, Alvedro e incluso el de Oporto, ahora se suma el de Barajas -Aeropuerto Adolfo Suárez-. Particularmente no tengo absolutamente nada en contra de Ourense, por supuesto, y si yo viviera en Ourense posiblemente también aprovecharía esa gran oportunidad. Ourense no tiene culpa de nada y la población ourensana hace muy bien en beneficiarse de esa oferta. Sin embargo, como vigués, esa oferta de IBERIA, el AVE y Barajas me parece una competencia desleal en contra de los intereses de la ciudad de Vigo y su aeropuerto.
Los políticos de turno en Madrid, que unas veces son de un color y otras de otro, están ninguneando la llegada del AVE a Vigo desde hace muchos años. Todo se les va en palabras agradables y grandilocuentes y en promesas que nunca han llegado a cumplir, porque la realidad pura y llana es que el AVE no acaba de llegar a la ciudad de Vigo y aún tardaremos muchos años en beneficiarnos de su servicio. Mientras tanto, la ciudad de Vigo, su ciudadanía y su aeropuerto, Peinador, reciben una nueva patada. Una desgracia.