El libro lo encabeza un limiar o prólogo del antiguo catedrático del Instituto Santa Irene y eximio escritor Xosé Luis Méndez Ferrín, también interviniente en este acto de presentación.
Tras las primeras palabras de bienvenida por parte de Xurxo R. Pérez, la directora del Instituto, Patricia Piñeiro, hace una glosa afectiva de su vinculación con el Santa Irene, que ya es de tres generaciones, ella misma, su madre e hijos, al tiempo que agradece a Salvador su iniciativa y dedicación como autor a la composición de estas Memorias.
Tras ella, se suceden las intervenciones de Beloso Arenosa, Blanca Elcid y Méndez Ferrín. Cada uno de ellos hará una evocación de aquellos años sesenta que se prolongan hasta el curso 74-75, en el que finaliza la serie que recoge el libro.
A mayores de las diferentes secciones y capítulos que lo integran cuenta con la colaboración de Xosé María Blanco, Grato Amor, Marcelino Covelo e Xurxo R. Pérez.
Retornando a las intervenciones en el Paraninfo, imponente a la par que austero, Blanca Elcid, quien fuera catedrática de inglés, rememoró sus años docentes y su vínculo estrecho con el alumnado y demás compañeros de claustro en un tono cordial, permaneciendo grato recuerdo de aquellos días entre muchos de los asistentes.
Méndez Ferrín, entre otros muchos apuntes, destacó dos rasgos singulares del Santa Irene en el contexto histórico del denominado nacionalcatolicismo que conformaba el ideario educativo oficial. El primero, el carácter mixto durante años, en el que chicas y chicos eran coeducados, aunque con algún grado de segregación. El segundo, el no disponer de capilla, por lo cual había de habilitarse en ocasiones el Paraninfo para funciones religiosas.
De la intervención de Salvador Beloso destaco una bastante extensa reseña del libro predecesor de la autoría de Alonso Macías, presente en el acto, al igual que el énfasis que puso al recordar aquellos, ya lejanos aunque guardados en la memoria años sesenta, en la convivencia entre el profesorado inicialmente depurado o desafecto, como por entonces se decía, al Régimen y aquellos otros adheridos al Movimiento. En eso resume, Salvador, el denominado Espíritu del Santa Irene, tolerancia, libre pensamiento y respeto.
Lo más destacable de lo que aconteció esta noche pasada en el recinto sacral que llamamos Paraninfo en ese Templo laico de los saberes que llamamos Santa Irene fue el alto voltaje de emotividad y la buena sintonía entre todos los presentes y ausentes presentes.
El libro «Memorias» de Salvador Veloso viene profusamente ilustrado y con una magnífica maquetación. Ahora toca leerlo y disfrutarlo.