En estos días se cumple un año del inicio del primer confinamiento motivado por el Covid19. Para nosotros, un desastre económico y laboral sin precedentes desde la guerra civil española. Y al cabo de un año sigue pareciendo un mal sueño del que no podemos despertar. En aquellos primeros momentos parecía como si estuviéramos encerrados en un refugio antiaéreo del que sólo podíamos asomarnos a las ventanas y salir para lo imprescindible. Como una guerra esperando el bombardeo. Todo el mundo lo recordará porque fue inolvidable y no, precisamente, por lo agradable de la situación. Más tarde nos sentimos casi libres cuando ablandaron las medidas y pudimos salir a la calle, aunque fuera un rato. Lo sorprendente es que que algunas personas sigan negando la pandemia del Covid19.
Los grandes perdedores han sido la hostelería y, sobre todo, el turismo. Nadie viaja por miedo o por las propias restricciones. Atrás se queda el recuerdo del que da buena cuenta esta fotografía de hace unos años, cuando el Puerto de Vigo había conseguido recuperar sus tráficos marítimos y los cruceros nos visitaban con bastante regularidad. Unas visitas que tenía un efecto muy positivo en la economía de la ciudad de Vigo. Pero no sólo los cruceros. También influían positivamente los atractivos turísticos, como las Islas Cíes, las playas de nuestro litoral, la belleza de la ría, e incluso la propia ciudad de Vigo, hoy en día muy humanizada y con importantes recursos culturales, turísticos y comerciales, unos cambios propiciados por el Concello de la ciudad con el alcalde Abel Caballero al frente. Aquellos eran años de bonanza turística y no podíamos imaginar lo que estaba por llegar.
En mi opinión, hay dos cosas que pueden ayudar significativamente a la recuperación de estos dos sectores. En primer lugar las vacunas, que conseguirán poner freno a la pandemia. En segundo lugar el carné de vacunaciones Covid, que servirá como salvoconducto para viajar del mismo modo que el certificado de vacunaciones que desde hace años era necesario para viajar, por ejemplo, a muchos países africanos, orientales e hispanoamericanos. Mientras no se consigue todo eso es preciso que tengamos paciencia y que el Estado y los gobiernos autonómicos apoyen a los sectores más perjudicados: la hostelería y el turismo. Con el paso del tiempo todo volverá a ser como antes.