Durante el encendido de las luces de Navidad de la ciudad de Vigo el teatro García Barbón, que ahora llaman “Teatro Afundación” y que es uno de los principales edificios históricos de la ciudad, ha permanecido con las luces apagadas. Por si fuera poco, este año, el enorme árbol de Navidad está instalado enfrente del edificio. Sus actuales dueños tampoco han permitido la entrada de las cámaras de televisión a otro de sus edificios para poder retransmitir un acto que resulta de extraordinaria importancia para la promoción de la ciudad.
¿Es esto propio de una entidad bancaria que presume de gallega y de viguesa? ¿Es este el respeto a la ciudad de Vigo y a sus dirigentes? ¿Es este el respeto a un edificio singular cuya existencia se debe a uno de los mayores filántropos de la ciudad de Vigo? Para vergüenza de sus gestores es preciso que la ciudadanía viguesa sepa que existe un programa municipal para subvencionar la iluminación de edificios históricos, como es el caso del Teatro García Barbón que ahora, con muy poco gusto y menos acierto, han rebautizado como “Teatro Afundación”.
La ciudad de Vigo no puede olvidar que José Manuel García-Barbón Sola se hizo cargo de la continuidad del fracasado proyecto de edificación del teatro “Rosalía de Castro”, a finales del 1900. El teatro se incendió un año después del fallecimiento del mecenas y sus sobrinas, Elena y Práxedes Salgueiro, decidieron asumir la reconstrucción adquiriendo el solar por 90.000 pesetas de la época, y encargaron el nuevo proyecto al arquitecto Antonio Palacios, asumiendo también el coste total de una obra que sumó cuarenta y cinco millones de pesetas de aquellos tiempos.
Conviene añadir, también, que García Barbón donó los terrenos de la avenida que lleva su nombre —Avenida García Barbón—; el edificio de la Escuela de Artes y Oficios, con la finalidad de que fuera dedicado a la enseñanza gratuita de la ciudadanía viguesa; y el colegio Niño Jesús de Praga, en el Areal, entre otras muchas aportaciones y donaciones. Es evidente que la ciudad de Vigo siempre estará en deuda con José Manuel García Barbón.
Por diferentes circunstancias, el “Teatro García Barbón” pasó a ser propiedad de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo, que luego se transformó en Caixanova, luego NovaCaixaGalicia, y finalmente Abanca, hasta que esta fue vendida —casi regalada— a sus nuevos gestores.
Ya sabemos que las entidades bancarias no tienen ninguna sensibilidad, aunque intenten aparentar lo contrario seguramente por cuestiones de márketing. Pero lo que no pueden hacer es burlarse de una ciudad que es uno de sus pilares económicos, porque cuando desprecian a uno de los principales filántropos como García Barbón, cuando desprecian uno de sus símbolos históricos como el “Teatro García Barbón”, y cuando deprecian a sus representantes políticos, están despreciando a toda la ciudad de Vigo.
Es muy triste este boicot a un acto de promoción que han conseguido deslucir apagando las luces y no permitiendo la entrada de una cámara para retransmitir el encendido y llevarlo a la casa de todos los vigueses. Por eso opino que los dirigentes de este banco no tienen ningún respeto por la ciudad de Vigo. Ahora sólo falta que tengan la desfachatez de pretender cobrar la subvención municipal para la iluminación de los edificios históricos.