Abel Caballero asumió la alcaldía de la ciudad de Vigo en el año 2007, por lo tanto, lleva 15 años al frente de un gobierno municipal que tiene todas las trazas de continuar indefinidamente. No se puede obviar, sin embargo, que entre la población viguesa también existen detractores y que el afán de protagonismo del alcalde obra en su contra, aun cuando en la actualidad no existe mejor alternativa a su gestión municipal y que, quizá también por eso, las urnas siempre se van decantando a su favor.
Sus decisiones y actuaciones urbanísticas han sido y siguen siendo relevantes. El primer tramo de las rampas mecánicas de la Gran Vía, por ejemplo, ha recibido numerosos premios, alguno incluso de talla internacional. En estos momentos, las obras del segundo tramo de la rampa mecánica avanzan a toda velocidad hacia la Praza de España. Con el tiempo, ambos extremos de la Gran Vía, una de las calles más largas de la ciudad, estarán conectados mediante rampas mecánicas cubiertas de cristal, con todas las ventajas que conlleva, sobre todo, para la peatonalización y la humanización de la urbe. Es preciso reconocer que se trata de una obra faraónica, pero no es la única digna de resaltar.
La peatonalización de la Porta do Sol, con el túnel que desviará bajo la superficie el tráfico rodado, también se suma al haber de un Concello que está transformando la ciudad. En la lista también deben incluirse los ascensores y las escaleras mecánicas instaladas en diferentes localizaciones, sin olvidar el carril bici, la iluminación led en las calles y plazas, las turborrotondas, la brillante transformación de la Praza de América y la humanización de muchísimas calles y plazas y un extenso etcétera, pero sin olvidar, tampoco, la promoción que el propio alcalde ha hecho —y que sigue haciendo— de la ciudad, que incluso ha trascendido las fronteras españolas.
Tampoco se pueden olvidar las interminables disputas entre Abel Caballero y la Xunta de Galicia, que muchas veces tienen su lógica en defensa de la ciudad, pero que a muchas personas, a pesar de darle la razón, ya les producen hartazgo. El conjunto de la labor de Abel Caballero como alcalde de Vigo es, por lo tanto, muy positivo, y esto debe prevalecer por encima de los que podrían considerarse como errores u omisiones.
Está claro que el Vigo de hace quince años no se parece demasiado al Vigo del siglo XXI, y eso es mérito del gobierno de Abel Caballero. Pero el mayor mérito de estas largas legislaturas durante estos 15 años como alcalde, quizá sea algo en lo que pocas personas reparan: las cuentas municipales, que anteriormente siempre habían permanecido en negativo y que ahora presentan un importante superávit, además de la defensa a ultranza de la ciudad y del orgullo de viguismo que transmite a la ciudadanía. Están claros sus méritos. Durante estos 15 años Abel Caballero se ha convertido en el alcalde de Vigo más importante de la historia.