Quería hoy hablarles del propietario de Abanca, Juan Carlos Escotet, y sus recientes declaraciones en las que manifestaba: «Me avergüenza un poco que Abanca no tenga un proyecto para el Cine Fraga». Suponemos que cuando el millonario venezolano pronunciaba estas palabras hacía ese típico gesto de casi juntar pulgar e índice para expresar algo bien pequeño.
Celebramos que mantener semejante edificio cerrado ‘sine die’ le avergüence «un poco» a su propietario. Es posible que esa vergüenza (que le da) provoque que algún día la entidad de Abanca decida darle al inmueble un uso que beneficie a todos los vigueses. Es mejor que en esto sus dueños se lo tomen con calma (como hasta ahora) porque ya se sabe que las prisas son malas consejeras.
Me atrevo a asegurar absolutamente que no existe, en toda España un edificio semejante, de ese porte y calidad arquitectónica, y que lleve años cerrado porque su propietario no ha encontrado el momento para saber a qué dedicarlo.
A muchos vigueses que conocimos el Teatro Cine Fraga en todo su esplendor nos avergüenza ‘un mucho’ (pero mucho) que permanezca cerrado hasta nueva orden.
Y lo peor de todo es que se acercan la navidades, y me barrunto que a nadie en Abanca se le habrá ocurrido decorar el edificio con un mísero millón de leds.