Todos los celtistas sabíamos que eliminar al gigante blanco en Copa a un partido y en su propio estadio era labor de titanes. El Celta les amargó la noche a los aficionados merengues durante más de 115 minutos, porque forzó el resultado hasta el 2-2, cuando los madrileños creían tener el encuentro ganado con el 2-0 en el marcador.
El partido de los celestes tuvo mucho mérito, ya que llegaron a jugar hasta ocho canteranos en el mismo. Por cierto, fíjense Vds. en las próximas semanas en Fer López, un veinteañero arrubiado que promete en poco tiempo llegar a gran jugador.
Pero cual es el porqué de que sea casi imposible que el Celta pueda eliminar al Madrid hoy en día (resultado final, 5-2). Pues porque sencillamente el fútbol español es una sentina de aguas pútridas, donde todo está absolutamente manipulado y la corrupción deportiva es moneda de curso corriente.
En el partido mencionado hubo dos penaltis no señalados, uno de Lunin a Williot por derribar al jugador celeste, y otro por un balón de Fer López que impacta en el brazo del defensa Rudiger. El sistema de rearbitraje del VAR estaba operativo durante el encuentro, pero el colegiado al frente del mismo consideró no intervenir en dichas jugadas. Y es que el VAR está (solamente) para lo que interesa y para quien interesa.
Unas pinceladas hablando de corrupción en la RFEF: el presidente actual está condenado por «prevaricación en un caso de construcción de un campo de hierba artificial» cuando dirigía un organismo pontevedrés.
El anterior (y breve) presidente de la federación no pudo presentarse a las últimas elecciones por estar inhabilitado debido a «extralimitarse en sus funciones» en un cargo anterior.
El presidente que le precedió, persona de modales muy mejorables y sin un pelo de tonto, dimitió porque un juez acordó abrirle juicio oral «por delitos de agresión sexual y coacciones a una jugadora de la selección española».
Pero es que el antecesor a éste ultimo, un exjugador del Athletic Club y presidente entre 1988 y 2017, también está procesado y pendiente de juicio por «delitos continuados de administración desleal, corrupción en los negocios, apropiación indebida y falsedad en documento mercantil».
¿Es necesario continuar? Creemos que no, y es que en este fútbol español cuando se rasca en algún aspecto del mismo lo más probable es que salga a la superficie algo sucio y maloliente.
Por cierto, que en otra ocasión convendría hablar del periodismo deportivo de nuestro país. Ahí también hay chicha.