Douglas MacArthur (1880–1964) fue un militar estadounidense con grado de general de 5 estrellas y mariscal de campo del ejército filipino. Fue el comandante supremo aliado en el Frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.
MacArthur alcanzó el grado de general con 32 años, fue también Jefe de Estado Mayor, asesor militar en Filipinas cuando comenzó la 2GM, y de este cargo pasó a ser comandante en jefe de las fuerza americanas en Extremo Oriente. Después de los primeros ataques nipones se refugió en Australia, desde donde dirigió las fuerzas aliadas en el Pacífico suroccidental.
Cuando tuvo que dejar Filipinas pronunció su famosa frase: «Me voy, pero volveré». MacArthur fue un militar muy brillante si bien el exceso de confianza a veces le ocasionó algún fracaso sonado. Como persona era íntegro, austero, desconfiado, carismático pero también extravagante y muy vanidoso. Y a los políticos no podía verlos ni en pintura, como por ejemplo famoso fue su enfrentamiento con el presidente Truman.
Era un hombre de gran presencia física y siempre le acompañaba su pipa hecha con mazorca de maíz. Douglas MacArthur fue el general norteamericano más importante de la campaña del Pacífico de la Segunda Guerra Mundial. En mayo de 1945 fue designado Jefe conjunto para la invasión del país del sol naciente. Nunca fue consultado y no estuvo de acuerdo con las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima.
Al general le correspondió aplicar las condiciones de capitulación del ejército japonés, en septiembre de 1945, sobre el acorazado Missouri. En su discurso, en aquella ocasión, habló más de la paz que de humillación al ejército vencido. Ejerció como comandante supremo de Japón y en su primera entrevista con el emperador Hirohito (considerado una divinidad por su pueblo) le espetó: «Soy MacArthur, el comandante supremo de las fuerzas aliadas, y soy el que manda».
MacArthur fue un militar que contribuyó en gran medida a la historia de Japón ya que diseñó los planes para desmilitarizar el país y para su posterior reconstrucción. Consiguió que se aprobara una nueva constitución elaborada por su Estado Mayor en pocos días, que establecía el pacifismo y la reducción del papel del emperador, que pasó de ser considerado un dios a sólo un ser humano.
Pero además de todo ello instauró en el país oriental las elecciones libres, emancipó a las mujeres, liberalizó la educación, separó Iglesia y Estado e impulsó una reforma agraria en un país que se encontraba muy cercano al feudalismo.
Douglas MacArthur abandonó Japón en abril de 1951, siendo condecorado por el propio Hirohito y llorado por dos millones de japoneses por las calles de Tokyo. Por toda su labor podríamos decir que MacArthur se esforzó por comprender el carácter oriental e hizo que Japón pasara, en algunos aspectos, de la edad Media al siglo XX.
Pero volviendo al Mundial (Catar 2022) diremos que hace poco la selección de España, ‘La Roja’, se enfrentó con su homónima nipona, que no sé el porqué pero viste de azul y blanco.
El resultado es de sobra conocido, 2 a 1 a favor de los japoneses. Podemos resumir diciendo que el combinado español hizo un gran partido… para que Japón pudiera vencer. Nuestro guardameta regaló su primer gol y bastante del segundo, gracias a la nefasta manía de pasar el balón en su área con los delanteros nipones en su cercanía.
El seleccionador español cambió la pareja de centrales que venían jugando hasta ahora con un resultado bastante mejorable. Su centro del campo (ADN Barça) es lento y suele jugar en horizontal para acumular mucha posesión y poca profundidad. Y por último los delanteros no estuvieron muy afortunados, salvo Morata que marcó su tercer gol… pero curiosamente fue el primer sustituido. Todo coherencia en la gestión del equipo.
En cinco días nos enfrentaremos, en octavos, a Marruecos, equipo revelación del campeonato. Los magrebíes creo que se están relamiendo de gusto.
Para terminar estas líneas podemos decir que Douglas MacArthur comprendió bien a los japoneses. Luis Enrique, nuestro seleccionador, no.