Desde el año 2006 la entidad R.C. Celta de Vigo es una empresa más de D. Carlos Mouriño y su grupo corporativo GES. Durante estos últimos años el señor (?) Mouriño ha aumentado notablemente el patrimonio de su empresa con la compra de la sede social del Círculo Mercantil e Industrial, y con la construcción de la primera fase de su nueva ciudad deportiva en la localidad de Mos.
Por otra parte los resultados financieros de la SAD han sido cada vez mejores, con superávit al final de los últimos ejercicios. No hablo aquí de los problemas económicos ocasionados por la pandemia Covid-19 por ser una causa ajena y de fuerza mayor.
A simple vista la gestión económica de Carlos Mouriño es, cuando menos, ejemplar. En el plano deportivo ya sería otra cosa pero no me voy a parar ahora en ese apartado.
Simplemente quería incidir en «la otra gestión» del presidente de la SAD celeste. Y es por ejemplo el trato que este señor (?) dispensa a la afición céltica que habita en Vigo y en el resto de Galicia.
Sobre este particular ya han sido numerosos los artículos en prensa en los que muchos aficionados han declarado su opinión al respecto, coincidiendo en que «la gestión y el trato a los abonados son patéticos», con la sensación extendida de que «al club sólo le importa el negocio».
Las razones concretas de este clima de opinión son: la subida de abonos, el no poder financiar los mismos, la mala reubicación de abonados con el derribo de Marcador, el no poder ceder el abono de un partido a un familiar, entre otras.
Todo esto produce la impresión de que a la cúpula celeste la afición del equipo le importa una auténtica higa. Pues además del trato al aficionado también quería detenerme en cómo el señor Mouriño cuida de los futbolistas que tiene bajo contrato.
Concretamente de dos de ellos que la temporada pasada formaban parte de la plantilla celeste. Se trata de los defensas Jorge Sáenz (cedido por el Valencia CF) y David Costas, canterano celeste desde su más tierna infancia.
El problema que hubo con estos jugadores es que antes de comenzar la pasada temporada se les comunicó que el entrenador no contaba con ellos, por lo que debían buscarse otro club de destino. Los clubs que les buscaba el Celta no eran apetecibles para ellos porque no beneficiaban su carrera deportiva, por lo que ambos decidieron continuar en Vigo gracias a tener contrato en vigor.
Mala cosa hicieron. Poco tiempo después, los futbolistas al llegar al entrenamiento matutino comprueban que se les aparta del grupo y no se les permite entrenar con sus compañeros. Al final se ejercitan solos dando vueltas al terreno de juego. Días más tarde Costas y Saénz sufren entrenamientos «desmesurados», según éste último precisó en una entrevista.
Los dos futbolistas aguantan el tirón hasta que deciden pedir ayuda a su sindicato, la AFE, denunciando la situación en que se encontraban. Parece que la gestión hizo efecto porque entonces el trato del club hacia ellos mejoró algo.
Al final de temporada Jorge Saénz finalizó su cesión en Vigo y hoy juega en Madeira para el Marítimo de Funchal. Por su parte David Costas consiguió su traspaso al Real Oviedo donde ha retomado su carrera deportiva.
Un trato parecido sufrieron otros jugadores del RC Celta como Radoja (una temporada en la grada), Jonny o Sergi Gómez por no querer renovar sus contratos. Se ve que al señor (?) Mouriño no le gusta nada que alguno de sus jugadores le lleve la contraria.
Pero en estas últimas fechas la prensa local se ha hecho eco de los problemas que hoy mismo sufre un componente de la plantilla céltica. Se trata de Denis Suárez, al que don Carlos Mouriño (y familia) están invitando, día sí y otro también, a que se busque otra localidad para continuar jugando al fútbol.
La causa parece que viene por la participación de Denis en una empresa de representación de jugadores de las categorías inferiores del Celta. A comienzos de esta temporada un muchacho que representaba Denis fue fichado por el R. Madrid, y esto el señor (?) Mouriño no lo soportó, invitando al jugador de Salceda a abandonar el club.
La guinda del tema es un mensaje de red social que un descendiente de Carlos Mouriño compartió como si fuese suyo no hace mucho: «Tema Denis Suárez. Temas extradeportivos a un lado, jugador que ni de lejos ha demostrado valer los 13 kilos que puso el Celta por él. Punto». Sin comentarios, se describe solo.