Todos los domingos se emite la misa en directo. Cada vez desde una iglesia diferente. En el momento de escribir esta breve reseña, el domingo 17 de mayo de 2020, acaban de emitir la celebración religiosa católica desde la capilla de la sede de la Conferencia Episcopal. Pero este comentario no tiene, precisamente, un tono religioso.
Por razones familiares, los domingos tengo la televisión encendida con este programa mientras trabajo y escribo con el ordenador. En esta ocasión, de vez en cuando he levantado la vista para ver cómo estaba de llena la iglesia y cómo se desarrollaba el acto litúrgico. Hasta que en determinado momento de la emisión en directo me he sorprendido e indignado.
Justo al terminar la celebración religiosa se acerca una persona al atril, junto al altar, y comenta que por motivos del confinamiento del Covid-19 muchas no pueden acudir a las parroquias ni colaborar con ellas. Añade que quien quiera colaborar realizando alguna donación, ya sea puntual o periódica, en este caso mediante suscripción, puede hacerlo en la página web www.donoamiiglesia.es. Indicando, también, que en esa página se reúnen 23.000 parroquias y que mediante ella las aportaciones se pueden hacer de un modo totalmente seguro y sencillo. Informando, también, que con este gesto se puede responder a la llamada que hace la Iglesia para poder seguir haciendo el bien en nombre de todos.
Esto es lo que me ha sorprendido y disgustado y cualquiera puede ver de nuevo el programa buscando la fecha del 17 de mayo en la página de RTVE (https://www.rtve.es/alacarta/videos/dia-del-senor/). Lo que comento comienza, concretamente, a partir del minuto 41. No dura mucho, pero sí lo suficiente para que indigne el hecho de que se haga propaganda de una campaña económica privada en un medio público que se paga con el dinero de toda la ciudadanía contribuyente y que, además, se dice exento de publicidad. Lo que también es indignante es que esto ocurra en un país que se dice laico.
Está muy bien que existe libertad religiosa, que exista la posibilidad de que los fieles con algún impedimento puedan asistir a los actos religiosos de todas las tendencias, y también que sean los propios fieles y no el Estado los que sustenten los gastos, pero esta publicidad que ahora comento, que se ha llevado a cabo por lo menos en el día de hoy (17 de mayo de 2020) en un medio público, no creo que sea de recibo. Hay que reconocer que la Iglesia Católica todavía tiene tanto poder como antes, y que es un gran negocio económico basado en el miedo al más allá, a eso que llaman fe, con un Dios que la misma Iglesia ha ido transformando en vengativo cuando en realidad debiera ser todo lo contrario. Aún queda mucho por cambiar.