Lo cierto es que el Partido Popular se dio una costalada de esas que hacen daño. El argumento de justificación de Pablo Casado frente a la prensa fue la fragmentación del voto liberal-conservador en tres formaciones, con el consiguiente castigo de la Ley d’Hont. Está claro que esto que dice Casado es verdad, pero hay algo más.
Don Pablo en ese momento tendría que haber dicho que además había otras causas. Por ejemplo, que no hace tanto el gobierno de don Mariano permitió que unos ‘desgarramantas’ catalanes le hicieran dos referéndums y una declaración de independencia en sus narices, y a lo más que se atrevió fue a aplicar ‘la puntita’ del artículo 155 seguido de la convocatoria inmediata de elecciones. ¿Se acuerda el señor Casado de todo eso? ¿Estaba en la bancada ‘pepera’ don Pablo cuando sucedió ese ‘pequeño golpe de Estado’? Por lo visto ese detalle los españoles no lo han olvidado.
Aunque los políticos lo crean la gente no es idiota y tiene algo de memoria. El PP de Rajoy gobernó siete años haciendo todo lo contrario de lo que había prometido, bajándose los pantalones ante la izquierda política y mediática y ante los catalanes. Así que, señor Casado, no todo el problema viene de la fragmentación del electorado.
Sobre el PP gallego hay que señalar que se dejó tres escaños en la gatera del Sr. Núñez, pero éste salió muy ufano diciendo que sus resultados eran mejores que los de su partido en el resto de España. Son las típicas declaraciones de un político mediocre que se consuela fácilmente.
Del PP de Vigo no sé qué se puede decir. Las imágenes de sus miembros en televisión eran de auténtica desolación. Las declaraciones de Elena Muñoz se basaron, también, en la fragmentación del electorado, que esos resultados no se correspondían con el Partido Popular y que lo que había que hacer era “mirar hacia delante”.
La postura de la señora Muñoz de no reconocer lo que le sucede al PP vigués es la garantía de que en las próximas elecciones dentro de tres semanas le volverá a pasar algo muy parecido.
Y esto no es otra cosa que el PP de Vigo desde hace décadas. Ha dado por buenas las decisiones de los gobiernos conservadores autonómico o central, colocándose siempre de espaldas a la ciudad.
La última prueba son los expedientes vigueses metidos en el cajón por el gobierno Rajoy y que ahora con Sánchez se han desbloqueado. En su día el PP local al respecto no dijo ni pío.
Pero queda mejor hablar de la fragmentación del electorado. Dentro de tres semanas nos volveremos a ver y espero que entonces la justificación la tengan un poco más trabajada.
Pero, mientras, disfrutemos de un verdadero gobierno ‘de progreso’.