Estaba doña Corina disfrutando de un momio como es presidir el CES (*), cuando recibió la llamada de don Alberto encargándole ocuparse de la gestora del partido en Vigo. Digamos que el estado de su partido en nuestra ciudad no es que sea de pronóstico muy grave, es que después del 26-M el PP vigués fue ingresado en Cuidados Intensivos y los médicos que lo atienden no saben ni cuando podrá ser llevado a planta. Digamos que no es que sea un muerto viviente…, pero casi.
Bonita tarea tiene por delante doña Corina, el que firma casi estaría dispuesto a poner en la calle un puesto con manises, garrapiñadas y palomitas para el gran público porque creo que nos vamos a divertir.
Dice la señora Porro en una entrevista sobre el particular que «hay que resolver las tensiones internas y unir las distintas sensibilidades del partido». Esas palabras en román paladino quieren decir que a doña Corina le toca ahora llevar a cada familia popular a su rincón del ring, aplicar mucha árnica en los moratones de los contendientes e impedir que se vuelvan a enganchar.
Donde pone «familias» hay que sustituir el vocablo por los Mantillas, Pérez o Molares, entre otras «sensibilidades», que se disputan el poder en el PP local. Por cierto, hablando de esto me pregunto si en una ciudad industrial de medio millón de personas de población flotante, ¿la parte conservadora de ésta no ha sido capaz de ofrecer algo mejor para el gobierno de la ciudad? Pues se ve que no.
Una de las tareas que la gestora de la señora Porro se deberá ocupar es de «designar» los cuatro concejales que representarán al PP en la oposición a don Abel. Es decir que el 26-M los electores votan la lista «cerrada y bloqueada» del Partido Popular consiguiendo 4 concejales. Pues bien, estos 4 nos serán los cuatro primeros de la lista sino los 4 «designados» ahora por doña Corina y su equipo. Esta democracia, señora Porro, ¿cómo debemos llamarla?, ¿orgánica, digital, bananera? ¡Porque «esto» no deja de ser una auténtica coña!
Y ya para terminar quería analizar la frase de doña Corina: «Como no analices los errores que hemos podido cometer sería malo». Yo me ofrezco para aclarar «EL ERROR» del Partido Popular en Vigo a lo largo de las últimas décadas, que no ha sido otro que asumir que es una sucursal del PP gallego del eje A Coruña-Santiago.
Esto quiere decir, según han opinado desde siempre los birretes del sr. Romay y compañía, que el poder conservador en Galicia tiene que estar en el norte de la región, y que Vigo apenas podría ser poco más que la cenicienta de la casa y sin olvidar quien es la señora que manda en la misma.
Esta forma de pensar basada en poner palos en las ruedas del desarrollo vigués ha llevado al Partido Popular vigués a conseguir la increible cifra de… «4» concejales en las elecciones del pasado 26-M.
Se preguntarán Vds amigos lectores si el partido conservador habrá aprendido la lección. Pues esto solo se puede saber haciendo la prueba del 9. Hay que formular a doña Corina y su equipo y a «las familias populares» viguesas la siguiente pregunta: ¿Estarían Vds. dispuestos a apoyar la creación del Area Metropolitana viguesa con Vigo a la cabeza, independientemente de lo que diga el Sr. Núñez Feijóo? Yo les avanzo la respuesta: «NO».
Y es que don Alberto le tiene pánico a la posibilidad de crear un ente oficial con 600.000 almas detrás y con el señor Caballero al frente. Pues mientras esta respuesta no cambie, el PP de Vigo no dejará de ser un partido de relleno en nuestra ciudad.
Esto lo sabe el actual alcalde, que ya está disfrutando viendo el presente y el futuro cercano de la oposición. Si doña Corina y quien venga en su lugar persisten en el error, ¡don Abel ya se ve con 25 concejales!
(*) Consello Económico e Social de Galicia.