En una noticia de nuestro diario digital se puede leer que «Vigo solicita 10 banderas azules y renueva el diseño de los quioscos de las playas». Debe ser algo que congratula a todos los vigueses que podamos aspirar a ese número de banderas azules para nuestra playas. Quiere decir que somos una potencia como urbe en cuanto a la calidad de nuestros arenales y eso está muy bien. Y renovar el diseño de sus quioscos también es de elogiar.
Pero al acordarme de las playas viguesas no puedo evitar recordar algo que llevo clavado desde mi niñez como si fuera una «banderilla de fuego». Y es el recuerdo del paraíso que era la playa de Samil, con sus dunas majestuosas y su bosque de pinos que la aislaba de la carretera. Para los vigueses que no la conocieron es difícil hacerse una idea.
Pero en los años 70 «llegó el progreso» a la zona con el alcalde de entonces (del que no quiero acordarme) y decidió que aquello era demasiado salvaje y había que urbanizarlo.
El proyecto fue un auténtico dislate eliminando una buena parte de la playa y construyendo un «muro» a distintos niveles, demasiado alto en general y sin guardar siquiera la forma natural de la playa. Por no hablar de las plaquetas del suelo del paseo que ya eran feas para su época.
Desde 1970 han pasado, si no me equivoco, 51 años y el «playicidio» continúa. Nuestro alcalde, don Abel Caballero llegó al edificio de la Plaza do Rei en junio de 2007 por lo que en el próximo junio hará, si las matemáticas no mienten, 14 años que posee el bastón municipal.
La gestión de don Abel ha estado trufada de muchos éxitos que desde esta tribuna he jaleado en más de una ocasión. Pero en este caso no puedo arrendarle la ganancia al Sr. Alcalde. Creo que casi 14 años ha sido plazo suficiente para ocuparse de intentar arreglar aquella salvajada en nuestra costa.
Hoy en día sigo sin escucharle nada al respecto como proyecto a corto/medio plazo y yo me pregunto ¿por qué? ¿Por qué el sr. alcalde no tiene entre sus prioridades municipales el ocuparse del muro/paseo de la playa de Samil?
Como desconozco sus razones mientras tanto iré a pasear a otras playas para no ver aquel atentado setentero.