Pero es en estas últimas semanas cuando España ha estado en vilo por dos razones. Una, por causa de una pandilla de robaperas nacionalistas que se enfrentaron abiertamente al Estado español y se ciscaron en nuestra Constitución y dos, por culpa de un gobierno acomplejado que siempre ha ido por detrás de los acontecimientos.
Este es el demente remate después de soportar 40 años de un sistema autonómico organizado en función de los deseos de los partidos vascos y catalanes, en concreto de la Convergencia de Pujol y del PNV de Arzallus.
Además de esto en España hay otro problema fundamental y es que el sistema electoral favorece en las elecciones generales la sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas periféricos.
Este sistema ocasiona que o bien el PP o bien el PSOE siempre hayan tenido necesidad de los votos de estos partidos para aprobar sus presupuestos anuales, con lo cual las minorías vasca y catalana han chantajeado al gobierno de turno ganando más competencias y más financiación.
Y ahora cuando ya no hay competencias para ceder, es cuando el nacionalismo catalán ha dicho que se iba. Es decir que hemos hecho un pan como unas tortas, y en este momento nos encontramos con problemas como éstos:
En materia sanitaria.- si Vd. necesita un medicamento inscrito en la tarjeta del SERGAS, y pasa a una comunidad autonómica vecina en la farmacia le dirán que no se lo pueden dar porque las tarjetas sanitarias no son compatibles.
En temas industriales.- si Vd. fabrica tornillos en Galicia deberá leerse 16 legislaciones para ver las especificaciones que corresponden a su producto en el resto de CC.AA.
Y sobre todo en materia de educación.- Si Vd. quiere que su hijo estudie en español en las CC.AA. con dos idiomas cooficiales sabrá que le resultará imposible porque cada región quiere que su idioma sea el predominante arrinconando la enseñanza en español.
Por todo ello donde se ha comprobado el fracaso del sistema autonómico español, y hay ya muchos ciudadanos españoles que, visto lo visto, desearían que las principales competencias autonómicas regresen al marco estatal, y por supuesto un nuevo sistema electoral para que los partidos periféricos no tengan más representación que la que merecen.
De no hacer esto los españoles viviremos continuamente en el día de la marmota.