El 13 de noviembre de 2020 se podía leer en la página del antiguo Ministerio de Fomento (hoy de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana): “El Ministerio ha desplegado 1.440 quitanieves y 246.147 toneladas de fundentes (es decir, sal) para la campaña de vialidad invernal 2020-2021 en la Red de Carreteras del Estado”.
El pasado sábado día 9 se podía leer esta noticia de ámbito nacional: “Los vehículos atrapados en las carreteras se han contado por cientos, casi 1.500 personas han pasado la noche del viernes al sábado sin comida, sin ropa adecuada y dentro de sus vehículos, algunos con calefacción y otros, casi sin gasolina, teniendo que dosificarla”.
Se refería la noticia a las vías de acceso a Madrid, al igual que las vías de circunvalación interna como la M-30 y la M-40. En los informativos de televisión se podían ver vistas aéreas de estas vías colapsadas con miles de vehículos parados por culpa de la nieve. Las preguntas son obligadas: ¿dónde estaban los 1.440 vehículos quitanieves del ministerio del Sr. Ábalos? Y las casi 250.000 toneladas de sal, ¿en qué zonas las esparcieron?
Supongo que ante una anunciada gran nevada por los técnicos meteorológicos es lógico pensar en organizar en el Ministerio una célula de crisis, con representantes de todas las administraciones para coordinar equipos y actuaciones. En el protocolo correspondiente debe decir que alguien de la entidad ministerial debería conocer todos los vehículos y medios con que se cuentan en total, para distribuirlos en el momento adecuado (antes de que caiga el primer copo) por todo el territorio de Madrid y localidades limítrofes.
Mientras, la Policía Municipal y la Guardia Civil de Tráfico (y las pantallas luminosas) se ocuparán de advertir a los conductores que circulan por las vías para dejar un carril libre para los vehículos de emergencias y quitanieves.
Y una vez que el paisaje comienza a teñirse de blanco los vehículos quitanieves no pararán de limpiar el asfalto en el tramo que les haya sido asignado. Y lo mismo con los camiones que lanzan la sal sobre el firme. Para un país que es la cuarta economía de la UE no parece que sea muy difícil el organizar un dispositivo semejante para mantener sus vías de comunicación abiertas.
Pues en este sufrido país llamado España las cosas son distintas ante una fuerte crisis de invernía. Al final, como los poderes públicos no funcionan los españolitos de a pie se organizaron para ayudar a sus vecinos a llegar a su destino.
Mediante las redes sociales unos cuantos ciudadanos montaron un grupo llamado SOS 4×4, en el que con sus vehículos de tracción total se desplazaron por la comarca madrileña para hacer que muchos sanitarios llegaran a su turno, o que una señora pudiera llegar al hospital para recibir el servicio de diálisis, por poner sólo algún ejemplo.
En España pagamos altísimos impuestos para mantener la administración local, la provincial, la autonómica, la nacional y la europea. Pero supongamos que empezamos a sufrir una grave pandemia, y nos encontramos con que no tenemos material para que los sanitarios puedan protegerse.
Si hablamos de vacunar a la población para luchar contra la pandemia empezamos a calcular y nos sale que al ritmo actual serán necesarios 7 años para tener a los españoles vacunados.
Y si nos viene una nevada histórica, a Vd., querido ciudadano, no se le ocurra sacar su automóvil a la calle porque se quedará bloqueado y tendrá que venir su vecino con el 4×4 a socorrerle.
La conclusión es que los políticos a los que pagamos para que nos den servicio no hacen su trabajo, y al final es el pueblo, la ciudadanía, los españolitos de a pie los que nos sacarán del apuro.
Esto es gracias a contar con un gobierno central que es sólo virtual, un trampantojo, una imagen en 3D, un gobierno que no existe… salvo para subir impuestos. Para eso sí que es un gobierno de carne y hueso.