Antes de nada aclaro el tipo de inviernos que existen hoy en día. Por un lado disponemos de inviernos tipo ‘CC’, es decir de Cambio Climático, pero también hay inviernos tipo ‘TR’, equivalente a la variedad Tradicional.
Precisando un poco más diremos que el Tradicional es ese invierno en el que comienzan las lluvias en octubre-noviembre y ya no paran hasta finales de abril. También se caracteriza porque en enero bajan bastante las temperaturas y no es raro que nieve. En la montaña de Lugo saben de lo que estamos hablando.
Por cierto este tipo de invernía es muy, muy parecido al que estamos disfrutando en esta temporada 22.23, así que podemos decir que hemos vuelto a los inviernos de toda la vida. ¡Que caprichoso es este cambio climático!
Llegados a este momento aquí en el sur de Galicia donde ya empezamos a mutar de humanos en ictio-humanos, algunos queremos pedir a los expertos de la ONU (que son los que mandan hoy en día sobre el clima mundial) a ver si nos pueden enviar a Galicia inviernos variedad ‘CC’, con temperaturas por encima de 20ºC y escasa lluvia para poder cambiar eucaliptos por palmeras y así convertirnos en las Canarias del Finisterre, «la esquina afortunada del Suroeste Europeo». Y por supuesto «a Costa da Morte» sería «a Nova Costa do Sol».
Esto para los embalses quizá no sería muy bueno pero en temas de turismo lo íbamos a petar.
P.D.: Por cierto, hace pocas fechas descubrí lo que se conoce como un sumidero de CO2. Según el ministerio del ramo «el término se aplica a los bosques para significar su papel en la absorción del anhídrido carbónico de la atmósfera y la consiguiente reducción del efecto invernadero». Suena a cachondeo pero les aseguro que está extraído de la página del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Lo juro.