Este pequeño documento es auténtico. Proviene de la época de guerra y posguerra civil española. Se entregaba en muchos pueblos y constituía un control religioso para la imposición de unas costumbres cuyo incumplimiento ni estaba bien visto ni tampoco consentido.
Las parejas que convivían fuera del matrimonio católico eran obligadas a casarse por la Iglesia. También se bautizaba a quienes no habían sido bautizados. La religión católica era obligatoria en todos los órdenes de la vida. Cierto que la mayoría de quienes nos han precedido se han visto envueltos en ese cumplimiento y en la obligación de esas creencias y las acabaron tomando como propias. En mi opinión, podemos afirmar que el catolicismo más reaccionario aún sobrevive en nuestros días, aunque sin ese control que ahora comentamos. La Iglesia Católica sigue disfrutando de los mismos privilegios que en los tiempos de esa papeleta de la fotografía y sigue, también, creyéndose con el derecho a opinar sobre nuestras vidas, sobre la política, e incluso sigue haciendo lo que le viene en gana. Y cobra del Estado, que somos todos incluso los no creyentes o los que profesan otras creencias. Han transcurrido más de ochenta años de todo aquello, pero la Iglesia sigue igual de presente en nuestras vidas, aunque no queramos.