Algunas personas de edad centenaria y de mente privilegiada aún recuerdan a los antiguos propietarios entrando y saliendo de la finca en coche de caballos. El marqués de Alcedo cedió el parque para uso público y el palacio, por su parte, para que fuera adecuado como museo. Y así se hizo.
En la segunda mitad del pasado siglo XX, el parque fue el marco para la celebración de fiestas populares de gran éxito. La más famosa era la Fiesta de la Sardina, en los años sesenta, que resultaba multitudinaria y en la que se celebraba un concurso de empanadas que siempre ganaba el Bar Redondela -ya desaparecido-, de Bouzas. Se trataba de una empanada de gran finura, con las sardinas abiertas y sin espinas, y con un sabor realmente exquisito que en la actualidad solamente consiguen igualar dos establecimientos hosteleros cuyo nombre, por razones obvias, debemos ocultar en esta crónica.
En cuanto al auditorio del Parque de Castrelos conviene resaltar que es uno de los mejores de España. Sin embargo, a pesar de lo que piensan muchas personas en relación con un erróneo origen romano, es, en realidad, una obra relativamente reciente aprovechando un desnivel del terreno. Su construcción se remonta al final de los años cincuenta, concretamente, en torno a 1957. Originalmente no existía el foso que separa la zona gratuita de la zona de pago; fundamentalmente, se construyó esa separación para salvaguardar la zona de pago.
Las primeras actuaciones resultaban tan multitudinarias como las actuales. Allí acudían familias enteras que se acercaban caminando o en tranvía. Y la capacidad del auditorio se llegaba a completar con más de veinte mil personas. En su escenario triunfó María Rosa y su ballet; Antonio, el bailarín; y numerosos artistas consagrados de la época.
Ya en el siglo XXI la lista de artistas que han actuado en el Auditorio de Castrelos es enorme y todos ellos han alabado su diseño y su acústica. Entre las figuras más recientes merece ser destacado Tom Jones, conocido como ‘el tigre de Gales’ y del que se decía que era “un blanco con voz de negro”, por su voz prodigiosa. Y también Rick Astley, el cantante inglés que triunfaba en los años ochenta y noventa del pasado siglo. Tom Jones iba acompañado de un espléndido conjunto y su voz sigue siendo casi la misma que antaño y presentó un repertorio que fue coreado por un auditorio lleno en su totalidad. Rick Astley, por su parte, demostró se un auténtico dinamizador de multitudes y con una voz prodigiosa, tanto en la interpretación de sus éxitos como en el de algunas versiones que el público aplaudió de un modo encendido.
El Concello de Vigo, representado por su alcalde, Abel Caballero, hace un gran esfuerzo para acercar las figuras de talla mundial a todo el pueblo de Vigo y a quienes llegan desde lejos para disfrutar de esos espectáculos, y justo es reconocérselo. Esas mismas figuras del espectáculo constituirán, al mismo tiempo, una valiosa propaganda para una ciudad que ya se conoce tanto dentro como fuera de España. Realmente es un privilegio que Vigo tenga un parque y un auditorio como Castrelos.