La tendencia en la sociedad gallega ha quedado clara en estas elecciones autonómicas de 2024. La mayoría de Galicia, sobre todo la Galicia rural, vota al Partido Popular y, al mismo tiempo, se demuestra que existe una masa electoral emergente que tiende a aglutinar el voto de la izquierda. Asimismo, está claro que no tiene cabida ningún partido de la izquierda que no trabaje en clave gallega, que contemple los problemas autonómicos en temas como la sanidad, la educación, la pesca, o las infraestructuras que afectan a la comunidad como es el caso de las comunicaciones ferroviarias y su conexión con la cercana Portugal; eso es lo que realmente interesa al pueblo gallego.
Se ha demostrado que el tema de los pellets no influyó para nada en los resultados y fue una estrategia ridícula e infructuosa por parte de la izquierda. Los partidos de la oposición pincharon en hueso porque resultó ser un problema menor. Sirvió, en cambio, para demostrar que el PP no estaba a la altura de las circunstancias porque no supo afrontarlo, aunque sus votantes no se lo tuvieron en cuenta, como ha ocurrido siempre con los fallos, deslices y abusos de la derecha; sus votantes, como digo, lo perdonan todo, algo muy diferente a lo que ocurre con los votantes de la izquierda, que nunca perdonan.
El PSOE es el gran perdedor de estas elecciones en las que se implicó toda la maquinaria política, desde el presidente del gobierno de España hasta destacados políticos históricos. Veremos cómo le afecta todo esto al PSOE a nivel nacional. La estrategia fue absolutamente equivocada porque los votantes de izquierda de Galicia quieren que les hablen de sus problemas y les den soluciones reales y no falsas promesas electorales. Además, también ha quedado claro que en Galicia no interesa el independentismo catalán y que existe una gran desconfianza a las políticas dependientes de Madrid, lo que se conoce como centralismo político, unas políticas que realmente no contemplan los problemas ni las demandas del pueblo gallego, con gran desconfianza a las promesas políticas entre las que destacan los trenes de alta velocidad y la conexión ferroviaria con Portugal, que se ve amenazada por los intereses de Madrid. Así las cosas, si el PSdeG no cambia de estrategia puede quedar condenado a desaparecer en un futuro.
El BNG ha triunfado y ha conseguido conectar con un electorado cada vez más preocupado por los problemas de Galicia, un electorado que demanda un partido que se convierta en su voz reivindicativa y la defensa de sus auténticos intereses gallegos. El BNG ha conseguido hacerse con los votos descontentos del PSOE, de Podemos e incluso de Sumar. Puede decirse que se ha convertido en la gran esperanza de un electorado cada vez más numeroso. DE seguir así, es muy probable que su imparable crecimiento, ganado a base de transparencia y credibilidad, le lleve en un futuro a ganar las elecciones.
En definitiva, el Partido Popular ha demostrado que Galicia tiene una gran tendencia conservadora, sobre todo en el rural. Y da igual el candidato que esté al frente del PP gallego, porque lo que realmente apoyan sus votantes es una ideología de derechas con un miedo tremendo a cualquier cambio político. El problema lo tiene el PSdG, ya he dicho, que corre el riesgo de perderse entre las páginas de la historia política gallega.