Pero la confusión y la inseguridad crecen al ponerse el sol en la autovía A-55 a la altura de Mos, al dejar atrás la generosa luminosidad de Vigo. Uno de los tramos más peligrosos de toda la red estatal de carreteras confía la seguridad del tráfico a los faros de los vehículos y a la visión nocturna de los conductores.
Por supuesto, el Ministerio de Fomento no incumple sus obligaciones al no acometer la iluminación del vial a su paso por la localidad mosense -en el que se han registrado no menos de 108 accidentes el pasado año- aunque podría hacerse cargo de este asunto con menor quebranto del que le supondría al concello de Mos, sin olvidar, además, que el uso de la autovía excede mucho del ámbito local.
Pero seguramente, para el gabinete de Ana Pastor no sea esta una de las inversiones en infraestructuras que más réditos políticos le supongan. Hablar de puentes, nuevos tramos de autovía o quilómetros de alta velocidad, o de 1.239 millones de euros en inversiones para Galicia en los PGE para 2016, tendrá mayor enjundia para un gobierno, ahora en funciones, que aspiraba a repetir. No obstante, a tenor de los resultados, y con unos posibles próximos nuevos comicios, tal vez sea el momento de los pequeños grandes detalles, con los que arañar unos pocos más de votos.
La seguridad de los ciudadanos es una política transversal -transversalidad de la que los políticos presumen en no pocas ocasiones de boquilla-, por lo que no estaría de más que Fomento e Interior (Infraestructuras y Dirección General de Tráfico), confluyeran para tomar decisiones sensatas y relativamente poco costosas que sirvan para minimizar los accidentes de tráfico y evitar pérdidas de vidas.
Es poco serio achacar la responsabilidad de los siniestros a los conductores y conductoras, con slogans moralistas de «la canción más cara del mundo» o «las gafas más caras del mundo», y olvidarse de que lo más fácil del mundo, que es habilitar unos cuantos postes de luz y pagar su tarifa eléctrica, no se quiere asumir por los poderes públicos que prefieren gastarse la pasta en la próxima campaña publicitaria que bien podría ser «si no ves, vete con cuidado que igual te matas», o «no podemos iluminar por ti». Háganselo ver y que se haga la luz.