¡Por fin, ya era hora! Al fin nuestro máximo regidor ha decretado el fin de la Navidad viguesa. Ahora descansaremos del super árbol, de la bola, de la caja de regalo, de la casa de Papa Noel, de las carrozas tiradas por renos, de las luces, de los millones de leds, de Englishman in N.Y., de la noria, de los coches de choque y de todo lo demás. Hay un refrán que dice que «lo poco gusta pero lo mucho empalaga». Creo que no hay frase mejor para dedicar a La Super Navidad de Super Abel. Qué tiempos aquellos cuando los hoteles no estaban a tope, y en Navidad se podía andar por nuestras calles.
Quiero hacer un aparte para «eso» que llaman «Cies Market» (ya el nombre tiene su aquel) y se celebra en los jardines de la Plaza de Compostela. La intención creo que era hacer un mercadillo navideño como los que se montan en Alemania. En las ciudades germanas se hacen, no en jardines, sino en plazas abiertas con preciosas casetas de arquitectura local, con luces sencillas, y lo que allí venden son figuras y adornos navideños, los dulces de la época y como mucho alguna caseta que vende vino caliente, que en esas latitudes entra muy bien por el frío reinante. Un espacio donde se podría hacer algo parecido aquí sería con (no muchas) casetas de artesanía de «Feito a man», y otras de adornos navideños, en la parte posterior y lateral del museo Marco.
Lo que se monta en La Alameda viguesa no tiene nada que ver con la Navidad, parece más bien un feirón del interior de Galicia, con docenas de casetas (poco estéticas) vendiendo vino y todo tipo de comida. Para colmo llenan el poco espacio sobrante con máquinas de venta de bebida/comida, mesas, grandes bidones, y en la calle lateral contenedores de basura de todos los colores. Para mas inri estas casetas les hacen la competencia a los bares/restaurantes de la plaza que pagan impuestos todo el año.
Si alguien quisiera empeñarse en diseñar, a conciencia, un mercado popular como homenaje a la horterada, a la marulada y al mal gusto no lo conseguiría como sí lo hacen nuestros dirigentes en la Plaza de Compostela.
Los políticos locales deberían salir de su burbuja unos días al año para visitar otras ciudades y copiar las cosas buenas que se estén haciendo fuera. El problema es que nuestro alcalde sale poco, y cuando lo hace vuelve con el mensaje que «como Vigo no hay nada porque lo hacemos todo mejor que nadie».
No quiero acabar estas líneas sin referirme a una frase de Abel Caballero que hizo hace no mucho tiempo: «Después de Stellantis (la Navidad) es la mayor industria de Vigo». Me parece que hay que estar muy pagado de sí mismo para referirse a la industria viguesa con tan poco respeto.
Por cierto, señor alcalde, las navidades finalizan el 6 de enero y el día 7 hay que recogerlo todo hasta el año que viene. Eso ha sido así de toda la vida de Dios y no se admiten prórrogas.