En Bayona (francesa) Napoleón mantuvo retenidos a los borbones Carlos IV y a su heredero Fernando VII mientras reinó su pariente. Fernando VII ha pasado a la historia como el «Rey felón» o traidor, ya que intentó negociar con Napoleón en 1807 a espaldas de su padre, dando un golpe de Estado contra su propio progenitor por miedo a que este encumbrase al trono a Manuel Godoy, al que el Rey Carlos IV llegó a nombrar Príncipe de la Paz, por ser su asesor de mayor confianza. Más tarde, el «Felón» cedió la corona sin oponer resistencia, después de poner a toda la familia real en manos de Napoleón al que aduló hasta la nausea, llegando a pedir la mano de una de sus sobrinas a lo que el corso se negó. Le veía venir.
Independientemente del comportamiento de los franceses (no peor que el de ingleses y portugueses en algunos territorios) durante la Guerra de Independencia, lo que me gustaría resaltar en estas líneas es a lo que nos vimos abocados los españoles con la vuelta de Fernando VII y la expulsión de los gabachos.
Reinado de José Bonaparte (junio 1808-diciembre 1813)
Estuvo marcado fundamentalmente por la Guerra y por la animadversión del pueblo. «No tengo ni un solo partidario aquí, todos parecen odiarme…»escribía a su hermano. Buscando el apoyo de los españoles más ilustrados trató de implantar una concepción de Estado más liberal y reformista, para lo que el pueblo español no estaba preparado, desgraciadamente. La población despectivamente le apodaba «Pepe Botella» (a pesar de que no bebía) o «Pepe Plazuelas» (por la cantidad de plazas que inauguró en la capital), y a pesar de todos sus esfuerzos por implantar leyes populares, como una moderna ley educativa, se le despreciaba por ser el hermano del invasor y por las tropelías cometidas por parte del ejército francés.
Fue el primer rey constitucional de nuestro país (apoyó la Constitución de 1812) y creía en el progreso y la libertad como fundamentos para superar los males de España. De haber podido llevar a cabo sus planes, podría haber cambiado la suerte de los españoles, que lo despidieron para caer en el oscuro reinado de «El Rey Deseado», el capullo de Fernando VII.
Reinado de Fernando VII (diciembre 1813-septiembre 1833)
Parafraseando a Eslava Galán,» (…) es sabido que Dios, en su infinita sabiduría, muchas veces compensa la fealdad física de algunas de sus criaturas dotándolas de relevantes cualidades morales e intelectuales. Sin embargo, a Fernando VII, además de hacerlo feo, lo hizo vil, falto de escrúpulos, rencoroso, miserable y taimado». Así era el Rey que los españoles deseábamos que volviese a ostentar la corona.
Una de sus primeras actuaciones fue limpiarse el trasero con la Constitución de 1812 y perseguir todo aquello que oliese a liberal o a ilustración, por supuesto con el apoyo de la Iglesia y de los sectores más reaccionarios que vieron como volvían recuperar sus cuotas de poder. Clausuró las universidades, reinstauró la Santa Inquisición y suprimió la libertad de prensa existente con su predecesor. Angelito.
No ha habido peor monarca en la historia de España, y en esto coinciden todos los historiadores. Cercenó la posibilidad de continuar con el legado de José Bonaparte, que aunque no era ni muchísimo menos perfecto, nos podría haber llevado a un nuevo estatus educativo y cultural. En lugar de esto continuamos rezando un siglo más.