Pero todo esto no nos descubre nada nuevo a los vigueses, que ya sospechábamos del desmedido interés del Gobierno de Núñez Feijóo para fusionar a las Cajas a cualquier precio, quizá tratando de ayudar a enmascarar el fiasco real de la Caja del norte, un norte gallego al que él siempre se viene entregando en contra de la ciudad de Vigo, a la que aún hoy en día, en vísperas de unas elecciones, sigue perjudicando.
Queda claro que la fusión de las Cajas fue un empeño de Núñez Feijóo en contra de la opinión del Banco de España, una fusión de la que nunca se habló con claridad, sino que más bien se mintió. Como consecuencia de ello, Vigo terminó perdiendo su Caja de Ahorros, la de toda la vida, la vía directa y principal de financiación de sus empresas y comercios, su principal canal financiero, puesto que la fusión forzada conllevó el desmantelamiento de su principal estructura y, en realidad, lo único que se quedó aquí fue lo indispensable para no cerrar las puertas, permitiendo, además, el vilipendio de sus directivos, que podrían tener la culpabilidad de algunas decisiones, pero no de todas, como se ha pretendido, y dejando al margen, muy curiosamente, a los ex directivos de la Caja coruñesa, de los que nadie habla.
Y ahora que ya se ha descubierto lo que todos los vigueses sospechábamos, ¿con qué cara vendrá Núñez Feijóo a pedir el voto de la ciudadanía viguesa en las próximas elecciones? ¿Por qué no se le encausa exigiéndole las responsabilidades correspondientes?