En aquellos días no había informativos suficientes para contar tanto desfalco, cohecho ni malversación. Mientras el presidente del gobierno confesaba que se enteraba de todo ello “por los periódicos”.
Pero la respuesta de nuestros representantes (y sus periodistas) era que la corrupción no estaba generalizada sino que era “algo puntual”.
Al poco tiempo de llegar Mariano al poder nos enteramos que el tesorero del PP había reunido una bonita cantidad y que no la tenía en la sucursal de la esquina sino en una entidad bancaria del país del reloj de cuco.
Este fin de semana llegó a los medios que Rodrigo, el vicepresidente económico de José María, pasaba por una situación un poco tensa con la hacienda pública, pero la respuesta del sistema sigue siendo que no es generalizable sino algo meramente “puntual”.
Hoy los ciudadanos españoles somos plenamente conscientes de que la corrupción es absolutamente puntual, ya que sucede a las 8, a las 9, a las 10 y a todas las horas puntualmente
en el reloj gubernamental.
Por una vez a los políticos hay que darles la razón.