Con un carrousel y otras pequeñas atracciones para los pequeños, en la zona se ha formado un pequeño parque temático de la diversión y del ocio hasta mediados de enero.
El alcalde más brillante de España (por el brillo de tantas luces Led) no se cansaba de vender el producto giratorio: «¡60 metros de alto, desde arriba se podrá ver Nueva York, con pantalla en su centro y luces mil, pasen y vean, algo nunca visto en la ciudad!».
Así que los vigueses (me niego a la estupidez de -es y -as) ya estamos disfrutando de la ciudad más iluminada y más navideña del orbe, a la que solo faltaba la nieve para completar la postal perfecta, pues bien, hasta eso lo ha subsanado nuestro regidor con cañones que dispararán el frío elemento periodicamente en nuestro mercado de Navidad.
Pero volviendo a la noria, ésta ha sido la guinda de la campaña navideña de Abel Caballero, ¡cada año el árbol más alto, más millones de luces Led… y ahora con la atracción más alta, que tiemble el London Eye, que vamos a por él!
Aunque a veces los ciudadanos con tanta atracción y tantas unidades lux, no somos capaces de ver la noria en la que nos están metiendo a la fuerza nuestros políticos, en un proceso de balcanización de este país llamado España, en el cual desde hace 40 años los privilegios y ventajas son siempre para las minorías más ricas y egoístas de nuestra piel de toro, a costa de los españolitos más pobres y con menores oportunidades.
Todos los medios nos están vendiendo, 24 horas sobre 24, la llegada de las ventajas de un mayor progresismo que viene, pero no dicen que éste implicará por una parte, políticas más radicales y por otro un mayor desgajamiento de nuestro territorio, factores que hace menos de cien años llevaron a nuestros antepasados a la tragedia.
Ojalá desde lo alto de la noria los ciudadanos podamos ver con claridad y darnos cuenta del futuro que nos viene. El país, la nación y todo el variado territorio donde vivimos pertenece desde hace muchos siglos a TODOS los españoles, y ningún político por zurdo que sea tiene derecho a amputarlo ni a mancillarlo.