La rivalidad entre Vigo y A Coruña no tiene ningún sentido. Cada una de las dos ciudades tiene su propia personalidad, Vigo es industrial y A Coruña es señorial, debemos admitirlo. Sin embargo, ambas poblaciones compiten por el protagonismo dentro de Galicia e incluso fuera. A Coruña vivió su máximo esplendor en la época en la que Paco Vázquez estaba al frente de la alcaldía, y dejó huella.
En Vigo, de varios años a esta parte, la presencia de Abel Caballero en el Concello de la ciudad ha sido decisiva para promocionar la ciudad dentro de Galicia, en todo el resto de España, e incluso en el extranjero.
Es preciso reconocer que Abel Caballero ha sabido vender muy bien la ciudad que gobierna, además de haber promovido el orgullo de ser vigueses entre la población, algo que no se recordaba, si es que alguna vez existió. La Navidad de Vigo ha conseguido sustituir el compás que antes marcaba El Corte Inglés y en la actualidad comienza cuando Vigo enciende sus luces.
Y con la noria ocurría otro tanto de lo mismo, aun cuando fuera desmontable. A Coruña no se ha quedado atrás. Además de sus propios atractivos acaba de inaugurar una inmensa noria que también tiene su propio encanto.
Ahí la vemos, en la fotografía, con cabinas cerradas. Una noria en verano, lo cual constituye un atractivo turístico que va más allá de la época navideña. Vigo tendría que plantearse una noria fija durante todo el año, algo que perdure en el tiempo, un paso más allá de la Navidad.