Opino que en el Partido Popular existen más sombras que luces y que está cavando su propia tumba política para muchos años. Es incomprensible el modo en que está utilizando la situación actual provocada por el Covid19 para atacar al Gobierno de España, democráticamente elegido en las urnas. En una situación como la actual deberían ir unidos Gobierno y oposición, juntando los esfuerzos y las ideas. En Portugal y en otros países ya lo han hecho; la oposición ha estado a la altura. En España, en cambio, el Partido Popular sigue compitiendo con Vox por ocupar la franja política de la derecha más rancia e incluso de la ultraderecha, por encima del beneficio del propio país. Habría que ver a ambos partidos, al Partido Popular y a Vox, al frente de esta situación.
El Partido Popular, que ha tenido la oportunidad de gobernar España durante años, se olvida de su nefasta actuación en la crisis del Prestige, por ejemplo, durante la que llenaron al pueblo español de mentiras y de decisiones equivocadas.
El Partido Popular se olvida, también, de los grandes recortes que llevó a cabo en materia de sanidad pública, tanto en infraestructuras hospitalarias como de personal. El Partido Popular llegó a cerrar hospitales, a reducir el número de camas y, lo peor de todo, llevó a cabo una reducción de personal sanitario que derivó en una enorme precariedad de contratación que aún existe en autonomías gobernadas por el Partido Popular. Muchos de los profesionales sanitarios trabajan con contratos de un solo día, sin apartarse un instante del teléfono porque los pueden llamar en cualquier momento.
Asimismo, el Partido Popular olvida su política de residencias durante sus años de gobierno, construyendo instalaciones sin contemplar la cercanía a las poblaciones donde realmente se necesitan, y tan distantes que terminan por separar a los mayores de sus familias, incapaces de visitarlos si no tienen suficientes recursos económicos. A las residencias concertadas, por su parte, les han permitido unos precios inalcanzables para las economías de la inmensa mayoría y un margen de beneficio que no resulta justificable.
Luego de esta dilatada demostración de abuso de poder, de feroz capitalismo por encima del bien común, y de un modo incomprensible porque todos tenemos en la memoria lo que acabo de comentar, el Partido Popular se atreve a dar lecciones de gestión pública al Gobierno y al mismo tiempo también se atreve a reprocharle sus actuaciones frente al Covid19.
Pablo Casado es el presidente del Partido Popular, pero en mi opinión le queda muy grande el puesto; es evidente que no da la talla. Para su disgusto, aunque no lo manifieste, va seguido por Cayetana Álvarez de Toledo, todavía más agresiva y en la más pura línea de la ultraderecha, que va pisándole los talones.
Los representantes del Partido Popular hablan como si fueran tan brillantes y capaces de realizar los milagros que ningún país afectado es capaz de hacer. Por eso opino que el Partido Popular está lleno de sombras, porque lucha contra las evidencias de su pasado e intenta vender una imagen que no ya no creen ni siquiera sus propios votantes. Ojalá que el Partido Popular recupere en algún momento la visión de estado como antaño la tenían algunos de sus históricos dirigentes, ahora que es fundamental para sacar adelante a esta España vapuleada en todos los frentes. Pero lo dudo.