La Semana Santa, y en particular la Semana Santa española, mueve mucho dinero y satisface muchos intereses, pero está claro que no está exclusivamente vinculada con actos de fe. Esta imagen, por ejemplo, corresponde a la decoración de un escaparate de un comercio de ropa en una ciudad española. Se trata de una representación en miniatura de una procesión de Semana Santa con todo tipo de detalles, realizada con muñecos de juguete.
Si los lectores fueran capaces de abstraerse de lo que les rodea en su espacio habitual y diario, esa imagen la identificarían, sin duda, con costumbres irracionales de países subdesarrollados. Pero todo esto sólo es una opinión personal de quien firma la fotografía y este breve comentario, y que no pretende ofender a nadie, sino poner a prueba la capacidad de raciocinio de una sociedad que se dice —-o se cree—- desarrollada, en un siglo XXI en el que aún nos queda mucho por evolucionar.