Este 8 de marzo, la celebración del Día Internacional de la Mujer de la Naciones Unidas será bajo el lema ‘Igualdad de género hoy para un mañana sostenible’. Tema elegido para conmemorar ahora, más que nunca, la contribución de las mujeres y de las niñas de todo el mundo a la lucha contra el cambio climático. Es importante reconocer los esfuerzos de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático de aquellas para construir un futuro más sostenible para todas las personas.
Durante siglos hemos sido testigos del injusto trato desigual entre hombres y mujeres. Cómo en el ámbito laboral se ha usado esta creencia discriminatoria para pagar menos salario o, simplemente, para no contratar por el hecho de ser mujer. Sin ir muy lejos, hace menos de un siglo, los hombres aún seguían teniendo el monopolio de la autoridad legal, el derecho exclusivo de la propiedad y el poder político y civil. Es evidente y frustrante que, en pleno siglo XXI, la brecha de género en casi todos los ámbitos, sigue siendo una tarea pendiente. La igualdad de género continúa siendo uno de los mayores desafíos en materia de derechos humanos de todo el mundo, especialmente en los países menos desarrollados.
Es cierto que, cada vez más, se lucha por cambiar un sistema forjado y desarrollado por y para los hombres. Cabe recordar la importancia de modificar el modo de gestionar nuestros roles en las dimensiones pública e íntima: hombres y mujeres tienen que ser igualmente capaces y estar dispuestos a participar en la misma medida en ambos terrenos. En el mundo actual donde nos desarrollamos, donde prácticamente existe la misma proporción de ambos sexos —50,5% de hombres y 49,5% de mujeres— es fundamental potenciar la idea de compartir de forma equilibrada la participación en las tareas científicas, así como en las posiciones de poder y de toma de decisiones de los negocios, gobiernos, y en absolutamente todos los sectores económicos. En este sentido, aún sigue resistiéndose la equidad. El porcentaje de mujeres que participa en estos sectores sigue siendo limitado y, sinceramente, es una lástima que sigua desaprovechándose la inteligencia y la creatividad de millones de mujeres en todo el mundo.
Como en cualquier otro contexto, potenciar la igualdad de género, en estos momentos donde la crisis climática y el riesgo de desastres es uno de los mayores desafíos mundiales, es primordial. Las consecuencias del cambio climático serán graves y duraderas en nuestro desarrollo social, económico y medioambiental. Unos efectos que repercutirán en mayor medida a las mujeres por ser el género predominante en los países pobres y ser más dependientes de los recursos naturales que están bajo la amenaza del cambio climático.
Al mismo tiempo, la participación y liderazgo de las mujeres y las niñas en esta iniciativa es esencial para seguir explorando las oportunidades, y permitir que ellas tengan voz y participen en igualdad a la hora de la toma de decisiones relacionadas con el cambio climático. Sin una igualdad de género a día de hoy, el futuro por un mundo igualitario seguirá estando fuera de nuestro alcance y por tanto, permaneceremos en una creencia primitiva donde reinará el enaltecimiento y prevalencia del hombre en perjuicio de la mujer. ¡Luchemos por cambiar la inercia del pasado!