Me encantaba Daniel Solsona, centrocampista del Español (con eñe en aquella época), un excelso futbolista que, en un campo embarrado, entendía que había que buscar soluciones geniales y recrearse con efectivos pases de palanca, picando el balón, cual virtuoso del fútbol playa.
Marnotes, Alfonso, carece de aquella elegancia y se ha metido en un charco él solito, ha pisado el esférico y se ha ido de morros al suelo. El político quizás se asemejaría más a otro tipo de centrocampista, a Juan José Jayo, aquel peruano llegado al Celta que dejó la curiosa definición de “volante tapón”, por su perfil defensivo en la medular céltica en 2001. Sí, llegó en el mercado de invierno, meses después se alcanzó la final de La Cartuja y se perdió, otra vez, contra el Zaragoza.
Ahora, el concejal del PP vigués también ha aparecido en época invernal para hablar de fútbol (o eso cree), del campo municipal donde juegan el Sárdoma y el Moledo (As Relfas), y para enfurruñarse por el cambio de placas que da fe de una inversión de 390.000 euros.
Marnotes andaba por el Concello de Cangas, como funcionario, cuando en 2007 se reformó As Relfas. No, no fue la primera revisión del terreno de juego, construido inicialmente a principios de la década de los años 1970 donde ahora se ubica el colegio y que posteriormente cambiaría para su localización actual. Sabemos, porque la hemeroteca está para eso (yo cubría la información de Local en aquella época), que en 2006 Diputación (Rafael Louzán) y Concello (Corina Porro) firmaron un convenio para dotar de césped artificial cinco campos (Sárdoma, Valladares, Cabral, Candeán y San Andrés de Comesaña). El gobierno local aportaba un 25% y el organismo provincial, el 75% restante. As Relfas, de tierra, pasó a la hierba sintética y se invirtió en iluminación. En todos ellos hubo placa conmemorativa e inauguración, que empezó con el de Valladares, A Gándara, en enero de 2007. Hasta ahí de acuerdo.
Sin embargo, el legado resultó un caramelo envenenado. A priori, la institución provincial debía hacerse cargo del mantenimiento, fundamental para optimizar una instalación, pero en la práctica, Louzán decidió pasar con la salida de Corina Porro y la entrada de Abel Caballero en un bipartito con el BNG. Vigo se iba directamente a la lista negra del PP.
Ahora, Marnotes dice que es un feo sustituir la placa de 2007 por una nueva, que aquella había sido una remodelación completa y esta no. Y tan ancho. Incapaz de generar juego, el centrocampista se aferra a falsas cuestiones de antaño mientras su equipo pierde por goleada. Apunta a tuercebotas. Como poco, la remodelación actual es igual que la de hace trece años (nuevo césped de última generación, eficiencia energética, nueva caldera, una iluminación espectacular y reurbanización del área hundida en el extremo de la parcela en el lindero noroeste). Como poco, porque la remodelación se inició en 2017 con el aprovechamiento de un espacio vacío para construir una pista de entrenamiento de fútbol 7 anexo al nuevo campo (48.000 euros).
El portavoz popular, además, pierde la posesión del balón por falta de memoria, otro pecado. La inversión en mantenimiento del parque vigués de instalaciones deportivas es tan gigantesca que ningún otro gobierno local en toda la etapa democrática maneja tales números. No son comparables. Vigo necesitaba mejoras en sus vetustas instalaciones ochenteras y desde 2014 las actuaciones se han intensificado en cascada. No, no existen paralelismos contra tal caudal de dinero invertido para modernizar campos y polideportivos de la ciudad. Y la proporción es abrumadora.
Hay momentos, y este es uno de ellos, en que al político de la oposición le toca callar y buscar otros frentes donde plantear la pelea. Pero Marnotes ha ido de osado, ha pedido el balón en una zona peligrosa del campo, sin cobertura, se ha girado y su propia torpeza técnica le ha hecho que su oponente le haya marcado un gol, otro más. Y ha perdido el balón fácil porque ni con el cuerpo lo ha sabido proteger. A Jayo no le habría pasado; a Solsona, tampoco. Será que Alfonso, Marnotes, es más como Jaburú. Será.