Personas que con un gran bagaje profesional, se han visto en la calle mientras son sustituidos por otros con menos experiencia pero con unas expectativas pecuniarias mucho más humildes. La solución que han encontrado todos estos grandes y avispados empresarios para reducir costes y no cerrar sus negocios, es despedir a personal cualificado para formar a nuevos trabajadores, que ante la desesperación del mercado laboral, se doblegarán a cualquier condición contractual por muy miserable que esta sea.
Por otro lado, todos estos experimentados trabajadores que se ven en la calle tras trabajar veinte o veinticinco años para sus empleadores, con suerte son absorbidos por nuevos emprendedores, o aventureros empresariales, que necesitan mano de obra cualificada a costes irrisorios.
Todos somos conscientes de que la seguridad laboral es una quimera en los tiempos que corren, pero que algunos políticos nos vendan que las cifras están comenzando a ser positivas y que por fin se ve la luz tras este grandioso bache, evidencia el desprecio que sienten algunos hacia los que hacen números todos los meses para llegar a fin de mes o para aportar algo de experiencia a su recién estrenado currículo profesional.
El empeño que tienen algunos en convencernos de buenas expectativas es alienante, pero las facturas que asumen las familias se siguen incrementando sin piedad. Desahucios, colas en Cáritas, niños que ya no comen tres veces al día, familias enteras en paro y sin prestación, etc. Una larga lista de penurias que convierten al trabajador potencial en presa fácil para todo aquel que necesite un empleado con salario ridículo y desesperado.
La solución parece intrincada, aunque algunos la han encontrado marchándose a otros lugares donde se les valore más, algo evidente en el caso de talentos científicos que otros países han sabido aprovechar. Pero, ¿qué ocurre con los menos cualificados o por los que optan por seguir intentándolo aquí?, ¿estamos ante un desastre de proporciones titánicas que se nos está viniendo encima poco a poco mientras unos cuantos intentan convencernos de que ya se ve la luz?, ¿quién tiene una respuesta veraz?
Conclusión, a día de hoy vivimos una incertidumbre manifiesta, y los afortunados que gozan de un puesto de trabajo viven con el temor continuo de perderlo y verse en una situación complicada. Y una población con miedo es una población manipulable, muy manipulable. Pero en esas estamos, mientras pensamos a quién vamos a votar.