Desde hace unos años, gran parte de los gallegos estamos recibiendo un deficiente servicio en lo referente a conexiones aéreas. La ley de oferta y demanda no parece funcionar como debería como consecuencia de las subvenciones indirectas a aerolíneas, lo cual altera claramente el mercado. Resulta paradójico que en aeropuertos necesitados de conexiones éstas no existan y en otros, sin tanta proyección en cambio exista un exceso. Es lo que ocurre en el sistema aeroportuario gallego y la eterna posición que los aeropuertos de Alvedro, Lavacolla y Peinador han de tomar. Es fácil ver por alguien de fuera que la oferta de las áreas más pujantes de Galicia es insuficiente, no acorde con su peso relativo, poblacional, económico, generador de empleo, turístico… frente a lo que ocurre con Lavacolla, donde los apoyos a compañías son millonarios, no se atienen a plan ni refrendo alguno. El gobierno gallego, que apoya esta forma de hacer las cosas, convierte el panorama en un marco de competencia desleal entre infraestructuras, en muchos casos con un planteamiento cainita.
El tema de los convenios con compañías hoy día ya es algo habitual pero en el caso compostelano, donde el concello languidece por una situación de KO económico, distintas fórmulas parecen ser utilizadas para que de un modo u otro, la Xunta de Galicia acabe por pagar con dinero de todos los gallegos lo que en A Coruña o Vigo son apuestas municipales pagadas con sus ciudadanos, facilitando al resto de gallegos el uso general por parte de cualquiera con el fin de mejorar la conectividad de Galicia. A todo esto hay que sumar la nula transparencia que de todo tipo de negociación se lleva a cabo. No hay asignaciones presupuestarias claras sino organismos intermedios, no se muestran a medios ninguno de los acuerdos ni sus importes pese a ser un hecho constatable. De este modo parece que todo lleva al bien de unos pocos y en contra de todos los gallegos, muchas veces incluso resubvencionando rutas con las que ya existían partidas consignadas por parte de las autoridades locales, un dislate en toda regla para una época que debería se de contención como la que atravesamos. Uno de los casos contemporáneos más llamativos se dió en Alvedro con la estampida de la ruta a Estambul operada por Turskish Airlines mediante el pago de 400.000 euros y que siguió con el traslado del exitoso vuelo a Amsterdam hacia el aeropuerto sur de la provincia como parte de otro convenio. En su momento fueron «excusados» por el Comité de Rutas -que nunca nos convenció por ver lo arbitrario de sus planteamientos- y la idea de centralizar vuelos internacionales en Lavacolla y dejar Alvedro y Peinador eminentemente para nacionales. Aún así, Lavacolla podría sin sacrificio mantener sus rutas nacionales mientras Alvedro y Peinador habían de supeditar sun intereses en pro de un bien «común».
La gota que colmó el vaso llegó durante la semana pasada cuando 4 rutas nacionales cuya previsión era anunciarlas en A Coruña, fueron increíblemente presentadas en Santiago. Vueling, es indudable, recibe millones de euros para que esto sea así. La situación se repite una y otra vez. En este contexto no son pocos los que afirman que un único aeropuerto central en Galicia daría un gran servicio a la comunidad, pero es posible que confundan la definición de utilidad de una infraestructura ya que ésta es más útil cuando se pone al servicio de la mayor parte de usuarios e inútil en caso contrario, cuando la mayor parte de los usuarios se pone al servicio de la misma. Eso es lo que ocurre en Galicia con el multimillonario y desproporcionado aeropuerto compostelano. Pero… por qué no es viable este modelo propuesto por muchas personas?
En primer lugar, entre A Coruña y Vigo se genera aproximadamente el 70% del PIB de Galicia. Las industrias de mayor peso de la comunidad están en el área de A Coruña -incluyendo también Ferrol e incluso parte de Lugo- y Vigo y su gran área de influencia que no olvidemos, incluiría parte del norte de Portugal. Estos son grandes emisores de pasajeros de negocio y carga que perfectamente pueden volar en las bodegas de los actuales aviones comerciales.. Los pasajeros de negocio que vuelan semanalmente no se pueden permitir la molestia y el coste económico de ir en todo momento a Santiago a coger un avión. Alguien puede soportar pagar el sobrecoste de más de 100 euros en tomar un taxi un día a las 5 de la mañana en acercarse al aeropuerto? No quedaría más remedio que volcarse en medios alternativos y por tanto, el tráfico de negocio caería estrepitosamente en Galicia.
Por otro lado, sumando de nuevo ambos polos de desarrollo nos encontramos con más de 2.000.000 potenciales de usuarios frente a los 750.000 del área compostelana. De nuevo se está forzando a la ciudadanía a desplazarse al lugar más alejado posible para tomar un avión y poniéndole una barrera a los turistas para acceder a las ciudades que desean visitar, haciéndolos desistir de la visita por un puro tema logístico que con un modelo descentralizado aeroportuario no se daría Galicia una vez más perdería recursos económicos por someter a la ciudadanía, a una infraestructura.
En el hipotético caso de cerrar al tráfico comercial Alvedro y Peinador, sabiendo de antemano que nuestra comparación como comunidad es irrisorio con el Norte de Portugal y en concreto con el área de Oporto, Galicia jamás generará una demanda como la de la ciudad invicta desde ese único aeropuerto gallego. Gran parte de Pontevedra ya iría directamente a Oporto y Ourense se dividiría entre eso y simplemente viajar desde Barajas con su tren de alta velocidad a 2 horas de Madrid. Qué decir de Lugo, sería habitual por pura proximidad que se acercasen al aeropuerto de Avilés. Ese sería el resultado más claro de alejar las infraestructuras de sus usuarios.
Por último, queda el tema de la conexión por tren con ese aeropuerto central. Dado que acabamos de inaugurar el eje atlántico de alta velocidad y que éste pasa alejado kilómetros de esa infraestructura, desechar la inversión y realizar una nueva para conectar aeropuerto y tren sería el enésimo dispendio multimillonario para unas instalaciones que siempre adolecerían de los mismos déficits, además sería imposible dar buen servicio a gran parte de los usuarios por pura lógica operativa de los propios combois, ¿qué tren pasaría a media noche para recoger a 75 pasajeros con destino Vigo, Coruña, Pontevedra… Lugo?
Una vez expuesto esto, y sin entrar en mucha más profundidad, queda claro que el modelo aeroportuario actual bien coordinado nos beneficiaría a todos, sería rentable y cubriría correcta y adecuadamente las necesidades de todos los gallegos.
Por ello recordamos a la Xunta de Galicia: Vigo y A Coruña existimos, y nuestros ciudadanos tienen los mismos derechos que los de Santiago. Para ello pagamos impuestos.
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