Me estoy refiriendo a la noticia de este diario que decía: «La nueva vida de los cascotes de Marcador como pieza de decoración».
Y es que nuestro admirado regidor ha tenido la buena idea de convertir el forjado de la antigua grada que se derribó, convirtiéndolo en pequeñas porciones, y dotándolas de una base de metacrilato. Supongo que el cascote estará certificado (con número de certificación), y firmada la autenticidad por el jefe de obras de la citada grada.
Según nuestro alcalde el cascote decorado «es un adorno bonito para casa». Me imagino en la salita de cualquier vivienda viguesa, el citado cascote en lugar visible del mueble-estanteria de la estancia, para que las visitas puedan observarlo bien, y que los propietarios puedan presumir del original adorno. Será, a buen seguro, un signo de distinción.
Abel Caballero ha declarado recientemente que «no hay miedo de que que nos quedemos sin stock de cascotes, porque todavía tenemos guardadas unas grandes porciones del forjado de Marcador». Me imagino al operario con el martillo neumático troceando el forjado y diciendo: «Sr. Abel, ¿cuántos cascotes necesita esta vez?»
Solamente una sugerencia para nuestro máximo mandatario, y es que debería cobrar una módica cantidad por los cascotes, y con esos fondos forjar una placa a instalar en la nueva grada de Marcador Centenario: «Con el antiguo forjado de la grada derruida se elaboraron objetos decorativos para deleite de los aficionados celestes, …siendo alcalde de la ciudad D. Abel Ramón Caballero Alvarez» y debajo la fecha correspondiente.
Seguro que a D. Abel esto último no se le había ocurrido.